Capitulo 188

El Hijo Menor Del Maestro De La Espada (Novela)

Capítulo 188 - Dejando Lafrarosa

Después de convertirse en parte de la Tribu de la Ilustre Leyenda, a Jin solo le quedaban dos semanas en Lafrarosa.

Durante cuatro días, recibió entrenamiento de las leyendas y se enfrentó con los otros guerreros. Todos los días, luchaba contra los 64 guerreros en el mismo orden y en el mismo estilo: combate cuerpo a cuerpo.

A medida que se acercaba el día de su partida, también lo hacía el momento del comienzo de la operación de interceptación de la brújula.

Jin estaba cada vez más desesperado.

Estaba a punto de tener las peleas más desafiantes de su vida durante la operación. De ninguna manera sería una misión fácil.

Esta era una operación contra Zipfel y Kinzelo. Habría individuos poderosos de cada lado que entrarían en el lugar, y Jin tenía que interceptar el objeto de interés.

“Aunque este es un intercambio importante, no enviarían al patriarca o a un general, pero tampoco enviarían peones.”

Por supuesto, el grupo de Jin también tenía individuos increíbles: Jin, Murakan, Quikantel, Kashimir, Alisa. Solo la presencia de esos cinco los convertía en una máquina de batalla.



Sin embargo, ¿qué pasaría si los magos o pilares del Sol de Medianoche aparecieran en el Imperio de Belado?

También había un problema con Kinzelo. Por lo que recordaba, el Pavo Real de Siete Colores confirmó tres 9 estrellas, y Jin no sabía cuántos miembros de la tribu lobo se aliaron con ellos.

“El día de la operación, decidimos retirarnos cuando las unidades enemigas estaban abrumadas... Pero si nos retiramos ahora, es posible que nunca tengamos la oportunidad de robar la brújula.”

Escuchar a escondidas tal información del taller de fragmentación de Bouvard fue una oportunidad dada por los dioses.

Debía tener éxito sin importar qué. Es por eso por lo que pasó por el infierno del Gran Desierto de Mythra solo para poder entrenar.

— Pareces muy conflictuado, Jin. —

Cuando la leyenda entró en los campos de entrenamiento, Jin escuchó una voz familiar.

— Hermana Vahn. —

— ¿Puedes decirme qué está pasando? —

— Es algo del mundo exterior. Mi equipo y yo tenemos que ejecutar una operación, y no sé si soy suficiente. —

— Patético. —

— ¿Qué? —

— Cuando llegaste por primera vez al Templo de Batalla, no mostraste ni una pizca de miedo. Los enemigos fuera de nuestro reino no serían más fuertes que nosotros. —

Aunque Jin pensó que estas palabras eran estúpidas y arrogantes, si estos hombres bestia dejaban Lafrarosa, el mundo real cambiaría instantáneamente, a pesar de que solo había 77 de ellos.

Jin podía sentirlo después de convertirse en uno de ellos.

Y entre la tribu, las leyendas y la diosa eran completamente diferentes. Incluso si la totalidad de Zipfel luchara contra ellos, no tendrían ninguna posibilidad.

— No me preocupa mi bienestar. Sin embargo, tengo miedo de que mis compañeros se lastimen. Hay personas que son más débiles que yo. —

Vahn miró fijamente a Jin. Vio algo dentro de sus profundos ojos azul oscuro.

Su pasado. Antes de convertirse en la diosa de la batalla, había pasado por el mismo dilema que Jin.

A pesar de extinguirse, hubo un sinfín de preguntas sobre sus acciones.

— Quiero decir que es demasiado pronto. —

— ¿Para tener estas preocupaciones? —

— Correcto. No eres tan ingenuo como los demás. Sé que luchas porque hay oponentes dignos por ahí. Sin embargo, tu preocupación es demasiado extraña para la situación. No sería tarde para sentir tales emociones cuando estés luchando contra un oponente que nunca podrás derrotar. Solo sentirás más angustia. —

— Sin embargo, es cierto que Zipfel y Kinzelo tienen muchos oponentes formidables. —

Vahn sonrió.

— No te conoces demasiado bien. —

En lugar de responder, Jin cayó en un pensamiento profundo.

No me conozco.

¿Qué significa eso? ¿Está diciendo que soy más fuerte de lo que creo, o está diciendo que no necesito preocuparme por Zipfel y Kinzelo?

Vahn no sabía nada de Zipfel o Kinzelo. Incluso si lo hiciera, no sentiría la cantidad de amenaza que Jin estaba sintiendo.

Diferentes pensamientos pasaron por la cabeza de Jin, y Vahn abrió la boca.

— Creo que deberías pasar un tiempo conmigo hasta que te vayas. —

— ¿Me dirigirás por el resto de mi tiempo aquí? Todavía no he terminado mi entrenamiento con las leyendas. —

— Tú eres el que puede salvar a nuestra tribu. Así que tus imperfecciones pueden conducir en última instancia a nuestra caída. —

— Qué significa... —

— Sostendré, cuidaré y limpiaré tu mente, para que puedas corregir tu visión. —

Vahn le pestró una espada.

— Sigmund, la espada del rayo. Boris trabajó en ella para que puedas usarla. —

* * *

¡Clang!

Jin y Vahn chocaron espadas.

Pasaron unos nueve días desde que recibió la espada, y finalmente pudo usarla.

La cuchilla brillaba en un azul profundo como si estuviera hecha de zafiro. Era del mismo tamaño que Bradamante.

Durante esos nueve días.

Vahn mató a Jin más de noventa mil veces.

Vahn solo le pidió a Jin una cosa.

Quería que Jin sacara con éxito su espada frente a ella. Sin morir instantáneamente, claro está.

Y finalmente, pudo ver la luz azul fuera de la vaina.

— ¡Whew…! —

En realidad, cualquiera podría desenvainar su espada frente a Vahn.

Sin embargo, nadie podía chocar espadas con ella.

— Buen golpe. —

Vahn envainó su espada y se echó a reír.

— ¿Cómo se siente morir noventa mil veces sin razón, Jin? Puedes hacerlo fácilmente. —

Noventa mil muertes sin sentido.

Vahn expresó los nueve días de arduo trabajo de Jin con sudor y sangre derramados como “inútiles”.

— ... No creo que pueda aguantar otra ronda. —

— Incluso antes de que nuestro tiempo se detuviera, no había muchos que pudieran detener mi ataque dos veces. —

Durante esos nueve días, su habilidad con la espada realmente no mejoró en absoluto. Ya que solo había estado parado y muriendo.

— Hace nueve días, tuviste la habilidad de reaccionar a mi ataque. Tenías suficiente confianza y habilidad, pero no conocías tu propia habilidad, lo que impedía tu éxito. —

Vahn pasó nueve días tratando de que Jin conociera su propia capacidad.

— La angustia distorsiona tu visión de ti mismo. Espero que hayas aclarado la cabeza y hayas comprendido bien lo fuerte que eres. Lo suficientemente bueno como para detener un ataque. —

Jin se secó el sudor de la cabeza y pensó.

“¿Cuántos espadachines que conozco pueden reaccionar a un ataque de ella?”

Jin lo comparó con una situación equivalente con alguien más débil. No muchos podrían siquiera soportar un segundo contra Cyron.

— Si no pudieras entenderte a ti mismo y no pudieras desenfundar a Sigmund, la tomaría de vuelta. —

— Ahora creo que puedo volver a hacerlo. —

— Bueno, lo acabas de hacer justo ahora, así que eso es obvio. —

Jin sonrió torpemente.

Saber lo fuerte que es con certeza fue algo importante. Jin ya no temía que se acercara el 1 de junio.

— Ahora puedo dejarte ir cómodamente de este reino. Cuando nos volvamos a encontrar, espero chocar espadas contigo dos veces. Diles adiós a tus hermanos y vete mañana por la mañana. —

Jin estaba a punto de inclinarse, pero Vahn sostuvo ligeramente la barbilla de Jin. Ella acercó su rostro al de ella. Ella habló en voz baja.

— Recuerda siempre que los hermanos no calculan favores... —

Esa noche, todos los hombres bestia se reunieron para una cena de despedida. Pasaron vino de cristal una y otra vez. Jin quería devolver el favor a esta tribu vibrante y amable algún día.

Ya que los regalos no son necesariamente para devolver el favor, sino simplemente por amabilidad.

— Que tengas un buen viaje, mi hermano. Recordaremos tus logros para siempre. —

* * *

17 de mayo de 1797.

En el momento en que salió de Lafrarosa, un desierto de color marfil se extendía sin cesar. Luz Oscura, Lafrarosa. Todo el calor se sentía como un sueño febril mientras el sol calentaba brutalmente todo lo que estaba debajo de él.

Usando la ropa nueva que Boras cosió, Jin dio su primer paso.

Dos días después, apareció un oasis, y después de eso, un bosque. Era el sendero del bosque por el que pasó antes de entrar en el desierto.

“Parece que di una vuelta por el desierto.”

Estaba agradecido. Si realmente caminara a través del desierto, se convertiría en un explorador internacionalmente conocido. No fueron solo un puñado de hombres bestia quienes lo vieron caminar hacia el desierto.

— ¡Oye, humano! ¡Desierto! —

— ¡Darkflame, amigo! —

Jin vio a los miembros de la tribu cola de agua que acababan de terminar su comercio con la tribu de la nieve Dorada en el mercado Yuka Yuka.

— No moriste, humano. ¡Bien! —

— Preocupados, estábamos. —

— ¿Superó, el dolor? —

25 de mayo. Todavía le quedaban cinco días libres. Unas pocas horas de plática no estarían nada mal.

— Humano, no puedo, ir, Yuka, Yuka. —

— ¿Por qué? —

— Tribu, Tigre, Naranja. —

— ¡Chicos, malos, arruinan, todo! —

— Ve, alrededor, Mercado, Meka, Meka. Usa, camino, secreto. —

Si quería pasar por el mercado Meka Meka, tenía que pasar otros tres o cuatro días. El tiempo se volvería demasiado apretado y podría llegar tarde.

— No, llegaré demasiado tarde. Tengo que ir un lugar a finales de mayo. ¿Algún camino secreto de este lado? —

— Nada, por, aquí. —

— Entonces solo vayamos. —

— Acosan, ellos, podrían, matar, humano. —

Mientras trotaba hacia el mercado Yuka Yuka, los miembros de la tribu cola de agua lo regañaban constantemente para que se fuera. Le rogaron que se fuera mientras tiraban de su túnica. Sin embargo, Jin no podía simplemente ceder.

Al acercarse a la entrada del mercado, Jin se encontró con dos hombres bestia tigre naranja.

— Uwaaaa, esto, no es, bueno. —

— Humano, qué, hacer. —

— Nosotros, simplemente, pagamos, dinero. Tú no puedes. Tal vez. —

— Ustedes simplemente sigan adelante. ¿De acuerdo? —

Los miembros de la tribu cola de agua avanzaron muy nerviosos, mirándolo constantemente. Los hombres bestia tigre naranja tomaron su pago y les golpearon la espalda, dejándolos pasar.

“Si obtuvieron su dinero, simplemente déjenlos pasar, ¿por qué abofetearlos? Solo déjalos pasar, malditos imbéciles.”

Los miembros de la tribu tigre naranja eran tan arrogantes como fuertes.

— Oye, oye, humano. Ven aca. ¡Dame todas tus cosas y desvístete! —

— Es uno bien formado. Deberíamos dárselo a las hembras. —

— Kekeke, lo disfrutarán... —

Pero mientras Jin se acercaba.

Las palabras de los hombres bestia disminuían.

“Qu-qué es esto... ¡¡este humano!! ¿¡Cuál es su aura!? —

No solo dejaron de hablar, sino que sus piernas comenzaron a temblar.

De sus bocas, la saliva goteaba por su barbilla y todo el pelaje de sus cuerpos se erizó. Sentían que su estómago estaba a punto de derretirse.

Miedo instintivo.

La energía de una tribu de hombres bestia que los pisotearía al suelo envolvió a Jin.

Una bestia no necesitaba aprender a temer a un depredador.

— ¡Euuuuuuuh, Ku, KUAAAAH...! —

— ¡KAAAHHHHHH! —

Los hombres bestia mostraron sus garras y colmillos mientras gritaban.

— Váyanse a la mierda. —

De esas palabras, los hombres bestia se desplomaron al suelo, mientras que los músculos de sus vejigas se relajaron.

— P-por favor, perdónanos. Por favor... —

Ni siquiera se atrevieron a mirar a Jin.

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