Capítulo 159

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 159: La Capital (3)

Lavera lideró el camino en la Calle Alcard. Las tiendas de esta calle eran diferentes a las del distrito central. La diferencia más distintiva era su tamaño. La mayoría de las tiendas del distrito central ocupaban un edificio completo, pero las tiendas de esta calle compartían el lugar. Había al menos dos o tres tiendas en un edificio.

Algunas ni siquiera parecían tener puerta; parece que acaban de demoler un muro y pusieron a exhibir su mercadería. Ese tipo de características intrigaban a Mer.

Los mercenarios y aventureros eran los que más utilizaban las tiendas de la calle. Como resultado, había varias armas sospechosas y artefactos no evaluados; habían saqueado las armas y los artefactos durante sus misiones.

Mer habló con entusiasmo —¿No lees estás cosas a menudo en novelas? Algo así como un vendedor que vende armas viejas o antiguas a un precio realmente bajo, pero resultan ser armas muy poderosas—

—Creo que los vendedores ambulantes en este tipo de calles simplemente sobornaron a los autores para anunciar sus tiendas— Eugene escaneó las armas exhibidas en los puestos callejeros con una cara apática. Hace 300 años, también había buscado armas en puestos como este desde que era un mercenario, un mercenario muy reconocido. Sin embargo, la calidad de las armas en estos puestos no cambió mucho a lo largo de los años, apenas son rentables.

—Los vendedores no son idiotas. ¿Por qué venderían su producto a un precio tan bajo sin saber su valor de…? — Eugene se detuvo mientras hablaba. El momento en que había comprado la pieza de la Espada de Luz Lunar en una casa de subastas cruzó por su mente. La pieza estaba muy barata.

—¿Por qué dejaste de hablar? — preguntó Mer.

—Puede haber un diamante en medio de un montón de basura— dijo Eugene solemnemente.

—¿Un diamante? —

—¿Cómo puede una persona distinguir una joya cara cuando la joya está cubierta de caca y orina? —

—Por favor, no digas cosas asquerosas cuando acabamos de comer—

—Caca— dijo Eugene instantáneamente.

La cara de Mer se arrugó. ¿Era eso algo que debería decir el héroe de hace 300 años? Aunque era un poco diferente al pensamiento de Mer, Lavera caminó delante de ellos mientras pensaba.

“No actúa como un noble”, pensó Lavera sorprendida.

La señora de la familia Lionheart, Ancilla, era el epítome de una dama noble. Por otro lado, Gerhard del anexo no era realmente el epítome de un noble, pero actuaba inconscientemente con la dignidad de un noble.

Sin embargo, Eugene nunca actuó como un noble, a pesar de que se le consideraba digno del nombre Lionheart más que nadie.

“No me corresponde a mí juzgar” Lavera sacudió la cabeza sin darse cuenta.

Lavera era una elfa, pero casi no tenía elitismo élfico en su mente. Los años que había pasado como esclava siendo maltratada aniquilaron el elitismo de Lavera. No fue solo Lavera. También estaba Narissa, que trabajaba como aprendiz de sirvienta en el anexo. De hecho, la mayoría de los elfos que vivían en el bosque de los Lionheart estaban igual.

Para Lavera, Eugene era un maestro al que quería servir. ¿Y qué si Eugene no actúa como un noble? Puede que Lavera no sintiera la dignidad de un noble de Eugene, pero había sentido la dignidad de un hombre absolutamente poderoso de él. Cuando Eugene y Lavera estaban en el Bosque de Samar, se habían encontrado con un típico noble y un bárbaro después de salir del mercado de esclavos.

Recordar lo que sucedió en ese momento siempre enviaba un escalofrío por la columna vertebral de Lavera.

Los elfos debían evitar toparse con los bárbaros en Samar. Ese bárbaro parecía especialmente feroz y más fuerte que cualquier otro bárbaro que Lavera hubiera visto nunca. Sin embargo, Eugene trató al bárbaro como a un bebé, haciendo que el bárbaro volara por los aires.

También estaba el incidente con el noble. El noble actuó como un noble, pero miró descaradamente a Lavera con una mirada repugnante. Ella era muy consciente de este tipo de nobles. Tratar a los elfos como objetos, jugar con ellos a su antojo y destruirlos al final. Sin embargo, el noble había suplicado patéticamente por su vida, arrodillándose frente a Eugene.

—Es por aquí— Lavera trató de ignorar el creciente calor que surgía desde lo más profundo de su corazón.

La tienda donde Lavera pidió su ojo protésico estaba en la parte de atrás del callejón. No estaba al final, pero la gente seguramente no podría encontrar la tienda desde la calle principal. La tienda se ubicó intencionalmente allí; era para asegurarse de que las personas que no necesitaban prótesis, no miraran por aquí y allá, lo que naturalmente hacía que los clientes que realmente necesitaban prótesis compraran con tranquilidad.

Cuando Lavera abrió una puerta que estaba debajo de un cartel antiguo, el grupo de Eugene pudo oler varios olores. Entre esos olores, hubo algunos que se destacaron especialmente para Eugene, analgésicos, aceite y tintes.

—¿Narissa también ordenó su prótesis en esta tienda? — preguntó Eugene.

—Sí, un caballero de la casa principal nos recomendó la tienda. Aparentemente, el dueño de esta tienda es bastante famoso entre los mercenarios y aventureros— asintió Lavera.

Parecía famoso por una buena razón. Eugene examinó los brazos y piernas protésicas que se mostraban como decoraciones. Cuando miraba un brazo protésico con los dedos abiertos, podía sentir cierto deseo creciendo dentro de él.

“¿Puedo tocarlo? Quiero doblar sus dedos excepto el del medio…”

—¿Qué eres, un niño? — Mer habló en voz baja después de leer los pensamientos de Eugene.

Avergonzado, Eugene se calmó.

—Llegaste justo a tiempo— Cuando se abrió la puerta del taller en la parte trasera de la tienda, salió un anciano con una gran barba. Sus anteojos eran notablemente gruesos; brillaban bajo la luz mientras miraba el uniforme de la familia Lionheart de Eugene.

—No te preocupes por mí— Eugene levantó las manos, lo que significa que no estaba aquí para presionar a nadie.

El hombre se inclinó brevemente y miró a Mer, que estaba de pie junto a Eugene, mientras hablaba —No hay mucho que ver por aquí, pero tómate tu tiempo—

—¿Puedo tocarlos? — Eugene preguntó con calma.

—Los productos en los estantes son muestras, así que puedes tocarlos— explicó el anciano y luego giró la cabeza hacia Lavera. —Encajará perfectamente, pero entremos y verifiquemos de nuevo. Tengo que comprobar la simetría y el color… —

—De acuerdo— Lavera asintió mientras seguía dócilmente al anciano.

Después de que Lavera y el anciano fueran al taller, Eugene extendió su mano hacia el brazo protésico como si hubiera esperado este momento.

—No lo hagas— Mer advirtió instantáneamente a Eugene.

Jugando con la prótesis, Eugene tragó saliva sin motivo alguno —No estoy haciendo nada. Solo lo estoy tocando—

Dado que eran utilizados por mercenarios y aventureros que perdieron sus extremidades, había varias prótesis que tenían dispositivos ocultos. Algunos de estos usuarios podían disparar flechas cuando doblaban las muñecas, o un cuchillo salía de sus dedos por su propia voluntad. Algunos incluso instalaron un cañón en sus rodillas… Existían tantas variaciones.

También se exhiben varias muestras de ojos protésicos. No eran prótesis de la clase más alta que podían conectarse al nervio óptico del usuario, pero parecían bastante reales. Como si alguien se hubiera sacado los ojos y los estuviera mostrando aquí.

Eugene los había observado por un momento, pero de repente se movió. No sabía qué había sucedido, pero no podía escuchar nada del taller, no había nadie en la habitación.

Hasta ahora, Eugene podía sentir a dos personas dentro del taller, pero ahora habían desaparecido. Eugene no tenía idea de cómo habían desaparecido Lavera y el anciano. A Eugene solo le tomó un par de pasos para abrir la puerta del taller.

Eugene no pudo encontrar al anciano ni a Lavera. No eran solo ellos, ahora no había nada en el taller.

—¿Qué… ha sucedido? — preguntó Mer tartamudeando. Sin responder, Eugene miró alrededor del taller. Aún quedaban manchas de aceite y tintes en las paredes. Eugene todavía podía oler el analgésico, el aceite y los tintes. Esta habitación no pudo haber estado originalmente vacía.

Después de sacar a Akasha de la Capa de la Oscuridad, Eugene echó un segundo vistazo alrededor del taller. Podía ver un hechizo a prueba de sonido, un hechizo a prueba de polvo y un hechizo de control de humedad. El edificio era antiguo y había otras tiendas cerca. Era normal que magias como estas existan en el taller.

Con una expresión sombría, Mer murmuró —No se ha forzado ninguna magia—

Las magias estaban grabadas en la pared y el suelo, pero no habían sido forzadas ni manipuladas. No era como si la pared de la tienda hubiera sido demolida. Tampoco se había agregado ninguna nueva magia. No se había usado Blink para llevarlos. Si alguien realmente lo hiciera, Eugene y Mer deberían haberlo sentido. La teletransportación distorsionaba inevitablemente los espacios.

No había ventanas en el taller. La única puerta en este taller era la que usó Eugene para entrar. Este lugar era física y mágicamente una habitación sellada. Todo en esta habitación sellada había desaparecido: un elfo, un humano y todos los objetos en el taller.

Bueno, no todo había desaparecido. Cuando Eugene miró por tercera vez alrededor de la habitación, pudo ver estantes, decoraciones y numerosas herramientas colgadas en la pared… Las cosas colgadas en la pared no habían desaparecido. Lo único que había desaparecido eran algunas cosas en el suelo.

Eugene miró en silencio al suelo; el suelo no tenía ni una pizca de polvo. Las manchas de aceite y los tintes solo quedaron en la pared.

Incapaz de creer sus propias palabras, Mer jadeó —¿Algo ha… aparecido en el suelo? —

—Se ha superpuesto— Eugene acarició el suelo después de agacharse —Como una sombra—

La luz que colgaba del techo conectaba a Eugene y su sombra. Con una mirada fría, Eugene frunció el ceño a su sombra.

—No sabía que harían tal cosa— murmuró Eugene en voz baja, poniéndose de pie. No había más información que obtener de este taller. Era imposible buscar a los desaparecidos, a Lavera y al anciano. Ningún Archimago sería capaz de decir qué tipo de magia se había utilizado para hacer que desaparecieran.

No se podía evitar ya que se había usado algo que no era magia en este lugar.

“300 años es realmente mucho tiempo”

Chasqueando su lengua, Eugene se puso de pie y levantó la Capa de la Oscuridad. Después de leer la mente de Eugene, Mer se acercó a él y se metió en la capa.

—No sabía que estaría haciendo esto hoy— Eugene murmuró en voz baja mientras regresaba a la tienda.

Nuevos clientes ya estaban en la tienda que vendía prótesis. Las tres personas llevaban grandes capuchas en la cabeza. Eugene los miró fijamente, manteniendo la calma.

—Síguenos— un hombre habló sin revelar su rostro.

Eugene se rió en voz baja mientras movía el dedo.

¡Whoosh!

El viento sopló a pesar de que la ventana no estaba abierta. Los clientes dejaron caer sus capuchas sin querer debido al viento.

—Antes de declarar sus negocios, ¿por qué no se presentan primero? —

Tres elfos oscuros le fruncieron el ceño a Eugene.

El elfo oscuro, que había hablado primero, entrecerró los ojos en dirección a Eugene —Somos el Ejército Independiente de la Furia—

—Lo sé— Eugene podía ver los tatuajes en sus clavículas izquierdas, con la forma de un cráneo invertido de cabra. El Ejército Independiente de la Furia se había estado tallando ese tatuaje desde hace 300 años.

—No quiero usar un método violento para llevarte—

—¿De verdad crees que puedes arrastrarme con un método violento? —

—Bastardo humano arrogante— otro de los elfos que había estado callado habló en un tono hostil.

Cuando Eugene escuchó al elfo, se echó a reír.

—¿Cómo se atreve un elfo oscuro que incluso traicionó a los de su clase a decir esas tonterías? — Eugene lanzó insultos, inclinando la cabeza. Al escuchar a Eugene, los elfos oscuros fruncieron el ceño. Dos de los elfos reaccionaron ferozmente, pero el elfo oscuro que habló primero no mostró ninguna reacción.

—Si rechazas nuestra solicitud o intentas resistirte, no podemos garantizar la seguridad de los rehenes— volvió a hablar el primer elfo.

—Si querías tener una conversación conmigo, deberías haber pedido un apretón de manos primero—

—Me siento mal por ello. ¿Qué vas a hacer? ¿Nos seguirás o serás arrastrado? —

—Puedo simplemente matarlos a todos e ir por mi cuenta. ¿Puedes decirme la ubicación? — Eugene sonrió.

—Tienes un temperamento violento—

—Estaba a punto de terminar felizmente mi día en la ciudad, pero ustedes lo han estropeado—

Aunque lo decía en serio, Eugene no estaba siendo emocional. Continuó hablando mientras miraba alrededor de la tienda. Había tres elfos oscuros en la tienda; Eugene no podía sentir la presencia de ningún otro elfo oscuro.

Tampoco se había producido ningún cambio en el suelo. Era extraño ya que ella debía estar observando la situación. ¿No iba a aparecer aquí incluso si Eugene le daba una paliza a su gente? Ella estaba llena de amor por los de su especie, ¿no aparecería si Eugene masacraba a su gente?

El aire en la tienda se puso tenso. No sería extraño si alguno de ellos comenzara a atacar en cualquier momento. Los dos jóvenes elfos oscuros de sangre caliente se prepararon para abalanzarse sobre Eugene. Incapaz de decir nada, el elfo oscuro que habló primero solo miró a Eugene.

—Bueno, olvidémoslo— dijo Eugene mientras se encogía de hombros —No es como si mi sirvienta secuestrada volviera después de que los mate—

—¿De verdad crees que puedes matarnos? — Uno de los jóvenes elfos oscuros preguntó sarcásticamente, resoplando.

Sin sonreír más, Eugene miró fijamente al elfo oscuro —¿Crees que no? —

Sintiendo el intenso deseo de matarlo, el elfo oscuro se estremeció al sentirse abrumado. No podía creer que un hombre de 20 años pudiera mostrar este intenso deseo de matar a alguien. El elfo oscuro inconscientemente retrocedió unos pasos, temblando. Ese elfo oscuro ya no pudo decir nada.

—Dirige el camino— Eugene se cubrió los brazos, usando la capa que colgaba sobre su hombro. Era para sacar armas por si las necesitaba, pero también la Capa de la Oscuridad en sí misma era una muy buena armadura.

—¿Caminarás hasta allí? O elegirás… —

—Caminaré. No usaré otros métodos ya que tu princesa podría tratar de fastidiarme—

—No está muy lejos— Los elfos oscuros volvieron a ponerse las capuchas al salir de la tienda. Guiando el camino, los elfos oscuros entraron en un callejón trasero. Eugene los siguió sin prisa.

Eugene tenía algunas preguntas en mente.

Los Lionheart esperaban que los elfos oscuros, liderados por Iris, hicieran contacto. Por eso Carmen y la Tercera División de los Leones Negros estaban en la propiedad principal justo ahora, pero esta no era la única precaución que habían tomado los Lionheart.

Las personas de la casa principal recopilan una gran variedad de información necesaria; la información sobre los elfos oscuros era una de ellas. Para prepararse para ser contactados por los elfos oscuros, los Lionheart habían estado atentos a quién había entrado en Kiehl.

Sin embargo, los elfos oscuros nunca habían entrado en el Imperio Kiehl. Además de eso, esto era Ceres, la capital. Las personas en los portales fueron muy minuciosas al identificar a las personas que cruzaban los portales.

“Entraron en Kiehl ilegalmente”, pensó Eugene mientras chasqueaba la lengua en su mente.

Habían comenzado con el pie izquierdo; Iris no tenía intención de tomar a los elfos del bosque de los Lionheart de forma legítima.

“No creo que sea tan estúpida como hace 300 años”

Eugene ya escuchó cómo Iris estaba en un aprieto en Helmuth. Quería convertirse en un nuevo Rey Demonio, heredando el título de Rey Demonio de la Furia. Sin embargo, había demonios de alto rango que tenían más posibilidades de convertirse en el próximo Rey Demonio que Iris, los tres Duques de Helmuth nunca consideraron a Iris como su competidora.

El Dragón Negro Raizakia podía decirse que no estaba interesado, pero aún quedaban dos Duques que eran más poderosos que Iris.

“Iris carece de seguidores”

Era su principio solo tomar elfos oscuros bajo sus alas. Recientemente había cedido un poco, pero solo hasta el nivel de contratar mercenarios semi-bestias, no tomándolos bajo sus alas.

Por eso Iris estaba empeñada en aumentar el número de elfos oscuros.

“Aun así, ¿cómo se atreve a tratar de llevarse a un elfo así?”

Ella había cometido un error atroz. Cuando sintió un impulso hirviente de matarla, Eugene miró a la espalda del elfo oscuro que caminaba frente a él.

—Es por aquí— dijo el elfo oscuro, señalando una puerta de hierro que conducía a un sótano; el edificio también se veía bastante viejo.

Eugene pudo ver la palabra “Mercenarios Bullshot” en la puerta de hierro.

“¿Se hizo cargo de la oficina de un gremio de mercenarios? ¿Desde cuándo está aquí?”

Con esos pensamientos en mente, Eugene hizo un gesto con la barbilla —Ábrela—

El elfo oscuro abrió la puerta con cautela, revelando la escalera que conducía al sótano. No existía ninguna fuente de luz, por lo que a Eugene le resultaba difícil ver hacia adelante. ¿Podría Eugene hacer brillar una luz con su magia? No, eso no funcionaría.

Ella era la dueña del Ojo Demoníaco de la Oscuridad; ninguna luz podría iluminar la oscuridad de Iris. La oscuridad creada por su Ojo Demoníaco era oscuridad, y al mismo tiempo no lo era.

Cuando bajó al sótano, Eugene pudo ver una elfa oscura que estaba poniendo su pierna encima de una mesa mientras se apoyaba en un sofá rojo. El sótano, no, la oficina era muy grande, pero también estaba muy deteriorada.

—Niño—

La elfa oscura era la líder del Ejército Independiente de la Furia, la Princesa Rakshasa.

Golpeando ligeramente una botella de licor sobre la mesa con el pie, Iris sonrió —¿Sabes beber? —

En comparación con hace 300 años, no ha cambiado mucho. Tal vez su ropa y cabello han cambiado un poco.

Su cabello blanco solía ser muy largo, pero se había cortado el cabello hasta los hombros. En lugar de una armadura de cuero, vestía un traje rojo, pero no se lo había abotonado del todo; Eugene podía ver sus clavículas. Un collar de oro estaba alrededor de su cuello. Anillos de aspecto elegante y un reloj brillaban en sus manos.

—Te pareces más a un jefe de la mafia que a una princesa— dijo Eugene honestamente; Iris sonrió, mostrando sus dientes blancos.

Capítulo 159

Maldita reencarnación (Novela)