Capítulo 271

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 271: Historia Paralela - Interludio (2)

—Hijo de puta. Todos están preocupados por ti, así que ¿por qué reaccionas así? ¿por qué debería llorar por ti? — gritó Sienna antes de patear a Hamel. Esperaba que Hamel se cayera. Así podría probar que él estaba seriamente lastimado, ya que ni siquiera podría soportar su patada.

Solo quédate. Definitivamente regresaremos, así que cree y ora por nosotros. Eso es todo lo que ella quería.

—No digas tonterías, Sienna— Sin embargo, Hamel no se cayó. Ni siquiera tembló. En realidad, dio grandes pasos hacia Sienna antes de agarrarla por los hombros —¿Crees que pueden matar al Rey Demonio del Encarcelamiento sin mí? ¿Quién va a ganar tiempo sin mí? ¿Quién va a controlar a Molon si no estoy? ¿Quién se va a parar frente a Anise? Sin mí, ¿quién luchará al lado de Vermut? —

—¡No seas terco, Hamel! ¡Sabes que es imposible para ti hacerlo en este momento! — gritó Sienna.

—Sí, conozco bien mi cuerpo. Sé a dónde quieres llegar. Sé que me estoy convirtiendo en un lisiado. Aun así, puedo luchar. Algún día no podré pelear más, pero hoy no es ese día. ¿Quieres que los espere aquí después de dejarlos continuar? — Hamel se burló antes de soltar sus hombros —¿De verdad crees que eso va a funcionar? Sienna, Anise, Vermut. Ustedes me conocen. ¿Creen que voy a aceptar eso? ¿Qué voy a ser una carga? ¿Y eso que? Si empiezo a retenerlos, déjenme atrás. Maldición, me arrastraré detrás de ustedes si es necesario—

—Hamel— Vermut dio un largo suspiro.

Hamel pasó junto a Sienna y ella instintivamente extendió su mano para agarrarlo por la muñeca. En cambio, Hamel apartó la mano bruscamente, haciéndola estremecerse.

—Si eligen dejarme atrás, lo aceptaré, aunque se sienta como una mierda. Elegiré seguirlos de todos modos. Pero… ¿quieren que los espere? ¿Quieren que espere aquí? No, maldito idiota— dijo Hamel antes de agarrar a Vermut por el cuello.

—Derrotaremos juntos al Rey Demonio— Vermut no evitó la mirada de Hamel —Dije esto por ti. No sabemos cuánto tiempo nos llevará llegar al palacio del Rey Demonio del Encarcelamiento. No sabemos qué tipo de peligros enfrentaremos. Así que allanaremos el camino. Deberías descansar aquí hasta entonces. Una vez que nos enfrentemos al Rey Demonio del Encarcelamiento—

—¿Te escuchas a ti mismo? — Hamel se burló antes de soltar Vermut —Si quieres tirarme, entonces hazlo. ¿Qué? ¿Vendrás a buscarme cuando luchen contra el Rey Demonio del Encarcelamiento? ¿Crees que he estado haciendo esta mierda durante 16 años porque quiero ese maldito honor? —

—Hamel, eso no es lo que quise decir. Yo solo… — respondió Vermut.

—Si me quedo tan lisiado que ni siquiera puedo gatear; entonces moriré allí mismo— dijo Hamel.

—¡Hamel! —

—Si llegara a eso, no tendría sentido vivir. Pero, mientras pueda gatear… voy con ustedes— Hamel sabía que estaba siendo estúpido y terco. Sabía que todos hablaban así por él.

Aun así, no podía aceptarlo. Todavía le quedaban algunas batallas, y todavía tenía control sobre su cuerpo roto. Si llegaba el día en que ya no podía moverse, incluso entonces, podría ser útil. Pero si se quedaba atrás, no habría nada que pudiera hacer excepto suicidarse en la miseria.

—Todos ustedes saben lo estúpidamente terco que soy— dijo Hamel antes de regresar a su lugar y sentarse —Si me dijeran que me quedara aquí, ¿pensaron que estaría agradecido y los escucharía? Preferiría morir a hacerlo. Como dije, si me estoy interponiendo en el camino, entonces déjenme atrás. Ve primero yo me encargare de seguirte por mi cuenta—

—¡Idiota! — Sienna gritó y trató de abofetear a Hamel en la cara. Normalmente, Hamel habría dejado que su golpe aterrizara como lo había hecho en situaciones similares, pero esta vez lo esquivó al inclinar ligeramente la cabeza.

—Mira. Mi cuerpo sigue funcionando bien. Incluso esquivé una bofetada de Sienna Merdein, la gran Archimaga— dijo Hamel.

—¡T-tú idiota…! —

—Dejemos que haga lo que quiera— dijo Anise. Aún quedaba la mitad del licor en la botella frente a ella, pero Anise tomó un sorbo y se lo bebió todo —Todos sabemos que este bastardo no escucha lo que dicen los demás, ¿verdad? Si realmente queremos dejar atrás a Hamel, primero tendremos que aplastarle las piernas—

—Entonces me arrastraré— replicó Hamel.

—Entonces podemos aplastar ambos brazos también. Si hacemos eso, ¿te arrastrarás detrás de nosotros como un gusano? Oh, me lo acabo de imaginar y creo que te quedará muy bien, Hamel. ¿Por qué no empiezas a practicar ahora como preparación, insecto molesto? — se burló Anise.

Hamel se acercó a Anise con el ceño fruncido y comenzó a decir —Oye, Anise. Estás yendo demasiado lejos… — pero antes de que pudiera terminar, Anise balanceó una botella y la estrelló sobre su cabeza, enviando pedazos volando a todas las direcciones. Las mandíbulas de Sienna y Molon se abrieron por la sorpresa.

Hamel fue el más sorprendido. Nunca esperó que ella lo golpeara en la cabeza con una botella. Mientras frotaba el punto de dolor de su cabeza, no pudo evitar preguntarse por qué Anise tenía el derecho de golpearlo cuando él era el que había sido insultado.

Hamel miró atónito a Anise .

El desprecio desapareció, su rostro se suavizó y sus largas pestañas temblaron mientras hablaba —¿Te duele escuchar cuando lo decimos amablemente? — A pesar de sus ojos inyectados en sangre, Anise logró contener sus emociones, a diferencia de Sienna, quien terminó llorando. Anise era experta en ocultar sus sentimientos, lo que le permitió mantener la compostura —Hamel, no te estamos diciendo que te quedes porque te interpondrás en el camino. Sienna y yo… No, todos los que estamos aquí te pedimos que te quedes atrás porque no queremos que mueras—

“…”

—El castillo del Rey Demonio del Encarcelamiento será más peligroso que cualquier cosa que hayamos encontrado. Todos hemos logrado sobrevivir hasta ahora, pero es posible que esta vez… algunos de nosotros muramos— continuó Anise.

—Tal vez sea así— reconoció Hamel. Durante tres años, habían estado vagando por el traicionero territorio de Encarcelamiento, que era similar al infierno. A pesar de encontrarse con aquellos que eran mucho más débiles que Hamel y sus camaradas, habían visto destellos de esperanza en los territorios de otros Reyes Demonio, donde algunos todavía luchaban con determinación.

Ellos habían creído que podían hacer algo para ayudar a salvar el mundo, a pesar de que habían sido débiles.

Sin embargo, ni siquiera un indicio de tal esperanza permaneció en el territorio de Encarcelamiento. Sólo había muerte, supervivencia y deseos de marcharse. Solo ellos cinco avanzaron con el objetivo de derrotar al Rey Demonio del Encarcelamiento.

Los otros Reyes Demonio habían muerto mientras pronunciaban burlas y maldiciones, mencionando al segundo Rey Demonio.

—Perecerán a manos del Rey Demonio del Encarcelamiento, y el Castillo del Encarcelamiento será tu tumba… —

Carnicería, Crueldad y Furia habían pronunciado el nombre de Encarcelamiento en lugar de Destrucción.

—Si uno de nosotros muriera… —

—Entonces ese sería yo—

—Entonces, estás mejor… —

—Si tengo que morir… — dijo Hamel mientras se sacudía los fragmentos de vidrio de la cabeza —No importa lo que digas, yo voy. Todavía puedo pelear. Eso es todo—

—¡Idiota! — Sienna gritó aún más fuerte. No se molestó en secarse las lágrimas mientras miraba a Hamel.

¿Qué podría decir? Le dolía la cabeza. Necesitaba hacerle entender, pero ese imbécil simplemente no quiso escuchar. ¿Llegarían al punto en que necesitaban someterlo?

Si lo hiciera, ¿podría ella volver a ver a Hamel?

Vermut soltó una risa mientras sacudía la cabeza, murmurando —Qué problema— Esta reacción inesperada sorprendió a todos los presentes. Vermut era conocido por ser serio y rara vez se reía, especialmente en una situación como esta, que estaba lejos de ser divertida —Hamel. Tus palabras son contradictorias e ilógicas. Solo estás confiando en tus emociones para ser terco—

—¿Odias eso? —

—No. Creo que esto es bastante propio de ti— Vermut levantó su vaso casi lleno —Entiendo a dónde quieres llegar… iremos juntos. El Castillo del Rey Demonio del Encarcelamiento será terrible, mucho más de todo lo que hemos visto hasta ahora. Pero no moriremos. Nadie morirá—

Las palabras de Vermut fueron realmente increíbles, llenando a los oyentes con una sensación de fe y alivio como si sus palabras estuvieran garantizadas para hacerse realidad. Todos llamaban a Vermut el Héroe, y lo mismo ocurría con Hamel.

Aunque no quería admitirlo, a Hamel no le quedó otra opción. Si había alguna esperanza en este infierno, tenía que ser Vermut. No importaba cuán fuerte fuera el Rey Demonio del Encarcelamiento y cuán imposible pareciera luchar contra el Rey Demonio de la Destrucción, parecía que podría funcionar si Vermut estaba con ellos.

“Es por eso que tengo que ir con ellos”

Hamel se mordió los labios.

—Vermut está en lo correcto— dijo Molon —Ninguno de nosotros morirá. Así como sobrevivimos hasta ahora, todos sobreviviremos. Después de que termine la pelea, todos beberemos juntos frente al cadáver del Rey Demonio del Encarcelamiento—

Vermut vació su licor y dejó el vaso con un extraño ceño fruncido —Hamel tiene razón. Esta bebida es horrible—

—Sir Vermut— dijo Anise.

—Mantener la moral alta es importante para desafiar un lugar difícil como este. No será divertido hablar de nada con una bebida como esta— dijo Vermut antes de agitar el dedo en el aire.

¡Boom!

Un barril del tamaño de una persona cayó al suelo. Anise se levantó de un salto de su asiento con los ojos muy abiertos y dijo en tono acusador —¡Sir Vermut! ¡Dijiste que nos habíamos quedado sin alcohol! —

—Fue una mentira. Me disculpo por eso— respondió Vermut.

—¿Por qué mentiste así? — gritó Anise.

—Pensé que era importante dejar un poco de alcohol para un momento que es realmente importante y feliz— Vermut abrió el barril con una sonrisa. Anise ya estaba de pie frente al contenedor mientras sostenía su santo grial.

El ambiente cambió en un instante. A Sienna no le gustó eso. No podían simplemente pasar por alto el problema de esta manera.

—Bueno, ¿qué podemos hacer? — dijo Anise después de regresar de llenar su grial. Tomó asiento junto a Sienna y colocó un vaso pequeño frente a ella —Hamel no se rendirá. No podemos hacer que cambie de opinión—

—¿Por qué no? Podemos paralizarlo y… —

—Deja de hablar de cosas que no harás, Sienna. Si hicieras eso, Hamel te culparía por el resto de su vida. ¿Puedes vivir con eso? — dijo Anise mientras entrecerraba los ojos. Sienna no pudo encontrar palabras para responder. Se quedó en silencio y giró la mirada para encontrar a Hamel sentado, refunfuñando entre Molon y Vermut.

—Ninguno de nosotros morirá— dijo Anise, llevándose el Santo Grial a los labios —El Castillo del Rey Demonio del Encarcelamiento será difícil de superar, pero sobreviviremos como lo hemos hecho hasta ahora. Incluso si caemos y nos lesionamos, ninguno de ustedes morirá mientras yo esté aquí—

“…”

—Además, te tenemos a ti, ¿no es así, Sienna? Las cosas más preocupantes de Hamel son su corazón y su núcleo. Pero si estás cerca cuando su núcleo esté a punto de estallar y explotar, es posible que puedas estabilizarlo. En cierto modo, sería más seguro que Hamel viniera con nosotros— continuó Anise.

—Está bien—

—Hamel no va a pelear solo. Las cosas serán muy diferentes de cuando enfrentaron a la Espada del Encarcelamiento. Yo estoy aquí, tú estás aquí, Molon está aquí y Sir Vermut también está aquí. No habrá necesidad de que Hamel esté solo en el frente. Así que… — Anise hizo una pausa por un momento —No sé por qué estoy divagando. Solo digo que el idiota sobrevivirá por su cuenta incluso si lo dejamos solo… —

—También estás tratando de convencerte a ti misma— murmuró Sienna —Quieres dejar atrás a Hamel, pero él no se quedará. Por eso te dices a ti misma que Hamel no morirá. No quieres que Hamel te culpe. Quieres sentir que lo comprendes, por eso dices eso y me consuelas—

—Es natural ya que soy tu camarada y la Santa— respondió Anise.

—¿Eso es realmente todo? — preguntó Sienna.

Anise bajó su Santo Grial. El sonido de su conversación parecía muy lejano y, sin saberlo, dirigió la mirada hacia Hamel. Hamel se reía mientras chocaba su copa con Molon. Sus heridas se curaron y estaba bien, lo suficientemente bien para beber. Estaba haciendo un escándalo mientras se golpeaba el pecho lleno de cicatrices.

“Consideración innecesaria, eh”

Anise se encontró con la mirada de Vermut. Él asintió con una leve sonrisa con sus ojos dorados. Fue gracias a su consideración que Anise pudo hablar cómodamente con Sienna.

—¿Lo sabes? — preguntó Anise.

—¿No sería extraño si no lo supiera? Estoy segura de que todos lo saben excepto ese tonto y ese idiota… Estoy segura de que Vermut también lo sabe, ya que acaba de usar magia para nuestra conversación— respondió Sienna.

—Pensé que era bastante buena escondiéndolo— dijo Anise.

—Estoy segura de que eres hábil. Pero Anise, no tenías intención de ocultarlo, ¿verdad? Fuiste bastante descarada con Hamel— dijo Sienna.

—Ah, supongo que mi deseo simplemente se escapó sin que me diera cuenta. O tal vez quería provocar una reacción tuya, Sienna, ya que era frustrante verte tan pasiva… o tal vez simplemente quería burlarme del tonto de Hamel— Anise levantó juguetonamente su copa y la agitó como para mostrarle algo a Sienna antes de inclinarse para susurrar —Mis sentimientos no son tan sinceros como los tuyos. Es solo… bueno, no tengo ninguna experiencia en estas cosas dado que viví en la pureza—

—¿Y yo no? — replicó Sienna.

—Es solo el destino, ¿no te parece? Soy la Santa. Es solo una… solo una broma juguetona, o algo así. No tengo ninguna intención de robártelo… —

—¿Eso es todo? — preguntó Sienna con una sonrisa irónica —¿Puedes estar satisfecha con eso? —

—Bueno, ¿qué otra opción tengo, incluso si no estoy satisfecha? Como dije, yo soy la Santa. Mi cuerpo pertenece a la luz… —

—No seas estúpida. Si volvemos con vida, tenemos derecho a hacer lo que queramos. Nosotros merecemos ser felices. Si el Imperio Sagrado te prohíbe amar a un hombre, y no te gusta, puedo ayudarte. ¿Crees que las dos no podríamos tomar la cabeza del Papa? — dijo Sienna.

—Eso es algo que un ignorante diría. Es fácil para ti decirlo ya que no eres religiosa, pero no puedo hacer algo así. Mi existencia misma se basa en la fe. Si traiciono mi fe, iré al infierno cuando muera— dijo Anise.

—¿Realmente esperas ir al cielo después de vivir en el infierno? Eso no cuadra— Sienna se rió mientras sorbía su bebida —Ya estamos viviendo en el infierno y vamos a salvar al mundo de este infierno con nuestras manos… merecemos la felicidad después de esto. Anise no quiero que seas la única que se quede atrás en el infierno—

Anise no supo cómo responder a esto.

—Hicimos muchas cosas, especialmente tú. Salvaste a innumerables personas. Aunque yo… no creo en el Dios de la Luz, no creo que sea tan tonto como para culparte por casarte con un hombre y arrojarte al infierno— dijo Sienna.

—¿Cómo podría el hombre conocer la Voluntad de Dios? — dijo Anise con una risa antes de volver a mirar a Sienna. Sus ojos aún estaban húmedos por las lágrimas. Anise estiró su dedo y se secó las lágrimas —Como dijiste, estamos viviendo en el infierno, así que lo mínimo que podemos hacer es tener sueños felices. Lo pensaré de nuevo cuando… Lo hare cuando todo haya terminado—

—Todo es un desorden— dijo Sienna con un suspiro antes de sacudir la cabeza —No puedo aclarar mis sentimientos. Estaba llorando, enojada y volviéndome loca hace un momento, pero ahora… me siento bastante mejor—

—Es porque tienes fe— respondió Anise.

—¿Fe? —

—Tienes fe en que ninguno de nosotros morirá. Tienes fe en que Hamel estará bien— Anise chocó su grial contra el vaso de Sienna —Es más fácil creer que no creer—

¿Era fe? Sienna vació su vaso antes de dejarlo. Ese licor era algo que Vermut había guardado para una ocasión especial. Tal vez es por eso que claramente podía saborearlo.

Tal vez es solo porque el alcohol sabe bien.

Pero ella estaba bien ahora. Todo estaba bien. Así que se rió mientras dejaba su vaso. Luego vio a Akasha junto a ella.

“Está bien”

Es tal como dijo Anise. Las cosas serían diferentes de cuando se encontraron con la Espada del Encarcelamiento. Vermut estaba con ellos, así como Molon y Anise.

“Nadie morirá”

Sienna levantó la cabeza mientras acariciaba a Akasha con los dedos. De repente se encontró con los ojos de Hamel. Él estaba bebiendo del otro lado.

El bastardo levantó su dedo medio tan pronto como sus miradas se encontraron. Sienna se burló y luego imitó su acción.

“Hamel no morirá”

Ella no lo dejaría morir.

Capítulo 271

Maldita reencarnación (Novela)