Capítulo 312: Sienna Merdein (8)

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 312: Sienna Merdein (8)


 


La afirmación de Eugene no era infundada. Es cierto que no tiene pruebas suficientes para una certeza absoluta, pero no podía sentir a “Vermut” en el Vermut que vio retratado en la proyección.


 


La implacable presión que Vermut ejerció sobre Sienna, sus ataques, sus movimientos, todo había abrumado a Sienna, pero Eugene no podía sentir al Vermut que recordaba de hace 300 años.


 


Eugene no pudo evitar confiar en su propia percepción. Hamel, quien había luchado más cerca de Vermut hace tres siglos, era el único entre sus compañeros que se había enfrentado repetidamente a Vermut en combate.


 


—¿Verdad? — dijo Sienna, girándose para ver a Eugene con una expresión brillante.


 


—Creo que fue Sir Vermut al final… — Anise asintió levemente con la cabeza.


 


—Inicialmente, él tenía la intención de matarte— dijo Eugene.


 


La batalla había sido unilateral desde el momento en que Vermut atrajo a Sienna y la enfrentó en el corredor. Él había manipulado las acciones de Sienna arrojando el cadáver de Hamel y apuntando persistentemente a su cuello.


 


Cuando Sienna tomó la decisión de huir con el cuerpo de Hamel y regresó al corredor, Vermut había estado al acecho detrás de ella y podría haber matado fácilmente a Sienna si hubiera querido. Él podría haber elegido aplastarle el cráneo o cortarle la garganta.


 


Sin embargo, Vermut no hizo ninguna de esas cosas. Durante la batalla, persistentemente apuntó a sus puntos vitales. Sin embargo, cuando se le presentó la oportunidad de matarla con certeza, simplemente atravesó su cuerpo.


 


—Bueno… técnicamente hablando, una persona generalmente muere cuando se le perfora su pecho— murmuró Sienna.


 


—Sí. Si el corazón estalla, uno muere— coincidió Anise.


 


Eugene también asintió mientras tosía torpemente.


 


—Bueno, eso es cierto, pero si realmente quería matarla, tenía otros métodos más infalibles. Mira el final. Vermut se acercó a tu cuello, pero… no te lo rompió ni te estranguló. Él solo acabó arrancando el collar— dijo Eugene.


 


Las siguientes acciones de Vermut también parecían extrañas. Vermut había arrojado el cuerpo de Sienna a la habitación. No había ninguna razón por la que no pudiera moverse, pero había dejado a Sienna escapar usando la hoja del Árbol del Mundo.


 


Sus hombros temblaban, tenía una expresión torcida y ojos erráticos.


 


Eugene vio fijamente a Vermut cuando puso esa expresión. Después de ver la expresión final de Vermut, Eugene entendió las palabras de Sienna, que se había sentido como Vermut, pero no parecía Vermut.


 


—¿Envejeció y contrajo demencia? — gruñó Eugene con el ceño fruncido.


 


Anise se burló y sacudió la cabeza antes de decir —Personas mayores que él no han desarrollado demencia, por lo que no hay forma de que Sir Vermut lo haya hecho—


 


—Oye, ¿te refieres a mí? — Sienna reaccionó de inmediato, girando la cabeza.


 


Pero Anise se encogió de hombros con indiferencia —No proyectes tus especulaciones sin fundamento sobre mí enseñando tus colmillos, Sienna. ¿Por qué hablaría de ti de esa manera? —


 


—¡No mientas! ¡Estabas hablando de mí! — gritó Sienna.


 


—No, no lo estaba. ¿Qué? ¿Acaso te tocó un nervio? — se burló Anise.


 


—¿Por qué están peleando de nuevo? — preguntó Eugene después de soltar un profundo suspiro.


 


—Porque Sienna sigue buscando peleas conmigo— se quejó Anise de inmediato.


 


—¿¡Cuándo lo hice!? —


 


—Participar en una disputa innecesaria y luego negar el acto no es una muestra de madurez—


 


Eugene luchó con su creciente dolor de cabeza. A su lado estaban sentadas Sienna y Anise, enfrascadas en una pequeña pelea. Eugene se tranquilizó, manteniéndose erguido como una barrera para evitar que ellas se tiraran del cabello.


 


—En resumen, no sabemos mucho, pero está claro que Vermut no ha muerto— dijo Eugene, contándole a Sienna su encuentro con Molon. El hecho de que Molon aún viviera no pareció sorprender a Sienna. Ella asintió a modo de aceptación de inmediato.


 


—Ese imbécil nunca moriría de viejo— murmuró Sienna.


 


Aunque su expresión empeoró progresivamente a medida que se desarrollaba la historia.


 


Aunque fue empujado al borde de la locura, Molon estaba prestando atención a la solicitud de Vermut que apareció en su sueño. Incluso en este mismo instante, Molon se encuentra en la fría frontera del norte, protegiéndola de unas bestias indescriptibles conocidas como Nur. Lo había hecho todos los días durante 150 implacables años.


 


—Me preguntaba por qué no había reaparecido si no estaba muerto— murmuró Sienna por lo bajo mientras sollozaba.


 


El Molon que ella recordaba era un hombre tonto, nunca gritaba de dolor, avanzaba hacia adelante incluso cuando sus extremidades eran cortadas. Puede que haya sido más simple y más salvaje que Hamel, pero fue porque Molon siempre abrió el camino que todos los demás podían seguir.


 


Ella no podía creer que un hombre así fuera llevado a la locura por la interminable soledad y tal carga, o que hubiera estado golpeándose a sí mismo en un mundo vacío de todo excepto sus pensamientos.


 


—No es tan malo para que debas llorar. Una buena paliza lo enderezó— intervino Eugene.


 


—¿No fue todo lo contrario? Hamel, ¿no fuiste tú el que recibió una buena paliza? — dijo Anise.


 


—Para ser precisos, tanto Molon como yo nos golpeábamos mutuamente— corrigió Eugene con toda seriedad.


 


—Molon ni siquiera derramó una sola gota de sangre— replicó Anise.


 


—Si tuviera un arma adecuada conmigo, ¿qué crees que habría pasado? Si tuviera incluso una espada de hierro sin valor, Molon no habría tenido simplemente una hemorragia nasal. Habría perdido un brazo— Eugene respondió obstinadamente mientras se cruzaba de brazos. —Simplemente no quería dejar lisiado a mi viejo camarada. Y en ese momento, necesitaba recibir algunos golpes de Molon. Al tener la oportunidad de intercambiar golpes conmigo, Molon podría deshacerse de algo de su locura, aliviar un poco el estrés… —


 


—Sí, sí. Entiendo. Por favor, detente ahí— interrumpió Anise con un suspiro mientras miraba a Eugene con una expresión de burla.


 


Sienna había estado escuchando la conversación. Ella se rió entre dientes en respuesta mientras se limpiaba las lágrimas.


 


—Entonces ya no está solo— dijo Sienna.


 


Eugene y Anise dejaron de discutir y se concentraron en Sienna.


 


—Puedo entender cómo se sentía Molon. Hamel, moriste como un idiota. Vermut estaba muerto, Anise estaba muerta, y yo, la única que estaba viva, desaparecí al entrar en reclusión. Mientras que Molon se quedó solo en el mundo— continuó Sienna.


 


Lo único que mantuvo en pie a Molon fue la petición de Vermut. Sienna se secó todas las lágrimas antes de cerrar los ojos.


 


—No sé qué son los Nur. ¿Una leyenda de las tribus del norte? No hay forma de que pueda saberlo. Así que tendré que verlos por mí mismo la próxima vez. También saludaré a Molon— dijo Sienna.


 


—Le dije a Molon que traería a Vermut conmigo— murmuró Eugene con una sonrisa —Arrastraremos a ese bastardo por el cuello cuando llegue el momento. Pero deberíamos reunirnos con Molon antes de eso, Sienna. Sin embargo, es bastante distancia por recorrer—


 


Era imposible determinar por qué Vermut terminó así. Todo lo que Eugene, Sienna y Anise pudieron hacer fue hacer unas vagas conjeturas.


 


—Ni siquiera conocemos el contenido del Juramento, la promesa que hizo Vermut con Encarcelamiento—


 


Los cinco se convirtieron en cuatro después de la muerte de Hamel. Sin embargo, retirarse no había sido una opción. Una vez dentro, escapar del castillo del Rey Demonio del Encarcelamiento era imposible.


 


Así que ellos habían vencido a las bestias demoníacas y los demonios que bloqueaban su camino. La espada de Vermut había sido imbuida con una intensidad que no se había visto en ninguna de sus batallas anteriores. Molon arrasó con todo mientras rugía de dolor, un eco de lamento que sacudió los pasillos del castillo. La espalda de Anise estaba empapada de sangre mientras recitaba oraciones con fervor. Sienna había levantado su bastón mientras lloraba, su voz estaba tan ronca por el dolor que apenas podía hablar.


 


Subieron más y más alto hasta llegar al final del Castillo del Rey Demonio del Encarcelamiento, el piso más alto de Babel.


 


Ellos habían derrotado rápidamente a la Espada, que bloqueó la entrada. Luego, derribaron la puerta antes de entrar al lugar.


 


Sienna refunfuñó con el ceño fruncido —Es imposible extraer los recuerdos de entonces como acabamos de hacer—


 


Ya lo habían intentado varias veces en el pasado, con el objetivo de comprender quién es el Rey Demonio del Encarcelamiento, cómo había sido la batalla y por qué estaban condenados a la derrota. Deseaban averiguar todo desde el principio hasta el final, pero les resultó imposible.


 


Ellos tenían una idea de la causa. Cuando se involucraron en la batalla, las cadenas de hierro del Rey Demonio del Encarcelamiento habían ocupado el espacio. Las cadenas interfirieron con la magia de Sienna y el poder divino de Anise. Las cadenas, como indica el apodo del Rey Demonio, se habían apoderado de todo el campo de batalla e interrumpieron sus poderes.


 


Incluso ahora, cientos de años después, las cadenas siguen interfiriendo con la memoria de Sienna, impidiéndole visualizar lo que habían presenciado y experimentado con magia.


 


—La batalla fue unilateral— continuó Sienna, su voz apenas era un susurro —Con las cadenas del Rey Demonio atándonos, Anise y yo no podíamos pelear apropiadamente. El espacio, que estaba sellado por las cadenas, parecía existir únicamente para el Rey Demonio. No pude desatar mi magia libremente y el poder divino de Anise fue despojado de su radiante luz habitual—


 


El poder divino debilitado de Anise significaba que no podía curar a Molon como lo haría normalmente. Por lo tanto, Molon no había podido luchar tan imprudentemente como lo había hecho contra los otros Reyes Demonio.


 


—En el curso natural de las cosas, todos deberíamos haber perecido dentro de Babel— dijo Sienna.


 


—Es decir, si Vermut no hubiera hecho el pacto— intervino Anise.


 


Los detalles del Juramento seguían siendo un misterio, pero el Rey Demonio del Encarcelamiento se había retirado como resultado. Esto permitió a Sienna, Anise y Molon escapar de Babel con vida mientras recuperaban el cuerpo y el alma de Hamel.


 


Con eso, la paz fue restaurada. El Rey Demonio del Encarcelamiento ya no invadió el continente, y los demonios, monstruos y magos oscuros que una vez asolaron las tierras se retiraron a Helmuth. Incluso el Rey Demonio de la Destrucción, que había vagado por Helmuth, regresó a su dominio en Ravesta y permaneció en silencio durante cientos de años.


 


—A juzgar por eso, el Rey Demonio del Encarcelamiento solo sufrió pérdidas. Perdonó a los que podría haber matado y devolvió el cuerpo y el alma, que había capturado. Incluso puso fin a una guerra que había durado décadas. Su acto de transformar Helmuth en un imperio se detuvo. Si simplemente hubiera continuado la guerra, todo el continente habría sido su territorio— dijo Sienna.


 


—Vermut— Eugene pronunció el nombre en voz baja —Quizás Vermut se ofreció a sí mismo como pago por el Juramento—


 


—Esa es la única explicación que me viene a la mente de inmediato. Si Vermut se convirtiera en esclavo del Rey Demonio del Encarcelamiento… Bueno, eso explicaría un poco todo— respondió Sienna.


 


—Bastante, de hecho— comentó Anise.


 


Todos se quedaron en silencio. Incluso si su especulación fuera cierta, todavía quedaban muchas preguntas sin respuesta.


 


El Rey Demonio del Encarcelamiento sabe muchas cosas. Sabe que Eugene es la reencarnación de Hamel y que Anise reside dentro de Kristina. Además, aparentemente también estaba al tanto de la situación actual de Molon. También es posible que supiera que Sienna se había mantenido con vida, sellada en el Árbol del Mundo.


 


A pesar de saber todo esto, el Rey Demonio del Encarcelamiento permaneció inactivo. “¿Es posible que solo hubiera pretendido ser un pacifista en la superficie mientras los saboteaba detrás de escena? ¿Había usado a Vermut para hacerlo?” No había necesidad de que lo hiciera.


 


Después de todo, Vermut había planeado resucitar a Hamel desde el principio.


 


Sin embargo, Vermut había “muerto” antes de que pudiera implementar su plan. Al menos, eso es lo que se le dijo al mundo.


 


Posteriormente, el Rey Demonio del Encarcelamiento manipuló a Vermut para que infligiera un golpe fatal a Sienna. Estaba claro que su muerte había sido intencionada, pero Vermut había recuperado el control de sí mismo y se abstuvo de dar el golpe mortal.


 


Antes de atacar a Sienna, Vermut había sellado la empuñadura de la Espada de Luz Lunar en la tumba de Hamel. Después de herir a Sienna, robó el collar en el que estaba sellada el alma de Hamel para esconderlo en la bóveda del tesoro de los Lionheart para preparar la reencarnación de Hamel.


 


Décadas más tarde, apareció en los sueños de Molon para advertirle sobre los Nur.


 


Todo era extremadamente desconcertante. Las acciones de Vermut fueron misteriosas y caóticas, incluso si el Rey Demonio del Encarcelamiento estaba realmente involucrado había cosas que no tenían sentido.


 


—No hay duda. Ese bastardo de Vermut se ha vuelto loco— declaró Eugene obstinadamente.


 


Ninguna persona en su sano juicio haría tales cosas. Vermut probablemente, mejor dicho, indudablemente estaba vivo, pero su mente parecía estar dando vueltas salvajemente. Si esto se debe a su pacto con el Rey Demonio del Encarcelamiento o algo más, una cosa estaba clara: Vermut todavía estaba con vida.


 


—Solo tenemos que darle una buena paliza— dijo Anise.


 


Mientras estuviera vivo, había cosas que podían intentar. Si estuviera muerto, no habría nada que pudieran hacer, pero como estaba vivo, al menos podrían intentarlo.


 


—Si hacemos un agujero en su pecho, podría recuperar sus sentidos— sugirió Eugene.


 


No había forma de que Vermut pudiera estar en su sano juicio si estaba haciendo cosas como esas. Eugene, Sienna y Anise así lo creían. El Vermut de sus recuerdos nunca haría cosas sin razón. El hombre que el mundo reverenciaba como el Gran Vermut era para ellos simplemente Vermut.


 


—Una vez que lleguemos al Castillo del Rey Demonio, Babel, podríamos encontrar algunas respuestas— dijo Eugene con una risa amarga.


 


—Tal como lo hice, párate ante el Rey Demonio del Encarcelamiento y encuéntrate con su verdadero cuerpo. El Rey Demonio del Encarcelamiento no te permitirá escalar Babel en paz ya que ese es el tipo de ser que es—


 


Eso era lo que había dicho Vermut en el Cuarto Oscuro.


 


—Lo que pasará después de eso son cosas que tendrás que experimentar tú mismo—


 


“Aunque sigo pensando que es una tontería”


 


De todos modos, tendrían que escalar Babel para matar al Rey Demonio del Encarcelamiento y obtener más información sobre Vermut.


 


Sienna asintió después de escuchar la historia de Eugene sobre el Cuarto Oscuro.


 


—Vermut estaba obsesionado contigo— dijo ella con una sonrisa amarga —Hamel Dynas. Hace 300 años, antes de que te conociéramos… Solo eras un mercenario algo famoso. Esa vez, no entendí a Vermut cuando insistió en que te unieras a nosotros—


 


—Estoy seguro de eso. Yo tampoco lo entendí— respondió Eugene.


 


—Pero eventualmente, comencé a pensar que Vermut tenía razón. Tú, que eras el más débil entre nosotros, te volviste lo suficientemente fuerte como para estar al lado de Vermut en unos pocos años… Si Vermut decidió resucitarte, debe haber una razón para ello— continuó Sienna.


 


—A decir verdad, yo era la única opción viable— se quejó Eugene con un resoplido —Sienna, todavía estabas viva, al igual que Molon. Y Anise se convirtió en un Ángel. Fui el único que murió allí y mi alma fue sellada… —


 


—¿Estás tratando de presumir eso? — preguntó Anise.


 


—Así es, bastardo. ¿Estás orgulloso de haber muerto como un estúpido tonto? — Sienna también intervino.


 


—¿Podemos no hablar sobre el momento en que morí, por favor? Después de reencarnar, me di cuenta de que mi muerte fue bastante tonta— murmuró Eugene.


 


—Sería bueno si te hubieras dado cuenta de eso cuando todavía estabas vivo— dijo Sienna.


 


—Pero supongo que deberíamos sentirnos aliviadas. Si el alma de Hamel hubiera ascendido por completo, la reencarnación habría sido mucho más difícil— intervino Anise, con una sonrisa astuta en sus labios mientras miraba a Sienna. —Ahora que estamos en el tema, Sienna, cuando decidiste sellar el alma de Hamel en un collar en lugar de permitirle ascender al cielo… Sinceramente, a pesar de nuestro dolor, pensé que era demasiado—


 


—¿¡Qué, qué, qué pasa con eso!? ¿Eh? ¡Anise, tú también lo aceptaste! ¡N-no fui solo yo! ¿Eh? Ninguno de ustedes quería que Eugene renaciera en un mundo con los Reyes Demonio, ¿verdad? — replicó Sienna.


 


—Bueno, sí, pero después de pensarlo varias veces, sentí que usar el collar que contenía su alma sellada constantemente era un poco… excesivo. Especialmente como mujer de fe… —


 


—¡Qué! ¿Qué otra cosa haría con un collar excepto colgarlo alrededor de mi cuello? — cuestionó Sienna.


 


—Había otros métodos, eso es seguro. El alma podría haber sido sellada en cualquier lugar—


 


—Mi cuello era el lugar más seguro—


 


—¿Realmente solo lo guardaste alrededor de tu cuello? —


 


—Un collar es para colgarlo alrededor de tu cuello. ¿Qué más habría hecho con él? — preguntó Sienna mientras giraba la cabeza.


 


Anise miró el rostro de Sienna, sus ojos entrecerrándose en una mirada inquisitiva —Por ejemplo, frotarlo contra tu cara y gritar el nombre de Hamel cuando te sentías abrumada por tus emociones… —


 


—¿¡Q-qué estás diciendo!? —


 


—Realmente me dolerán los oídos si ustedes dos siguen gritando así— Eugene, que ya no podía soportar la situación, se levantó lentamente de su asiento. —¿No iban a beber juntas? ¿No deberían ir a hacerlo? —


 


—Esta es mi habitación— respondió Anise.


 


—Ah… bien. Bueno, diviértanse. Me voy a mi habitación a dormir— Con esas palabras, Eugene dirigió su mirada hacia Mer, que estaba sentada en la cama.


 


Mer sacudió firmemente la cabeza —Estaré atendiendo a Lady Sienna con las bebidas aquí—


 


Raimirea saltó rápidamente de la cama ante las palabras de Mer. Ella le tenía algo de miedo a Sienna por la pelea anterior cuando habían estado peleando y tirando del cabello de Eugene.


 


—Supongo que no tengo otra opción. Esta Dama irá con el benefactor… —


 


—¿A dónde crees que vas? — Anise gritó antes de que Raimirea pudiera terminar su oración.


 


—Esa de ahí, es la hija de Raizakia, ¿verdad? Tengo una pequeña cuenta que saldar con tu padre. Ah, pero no te preocupes. No hay nada de qué preocuparse—


 


Raimirea comenzó a temblar después de ser señalada por Sienna. Ella miró a Eugene con ojos suplicantes, pero él ya estaba a medio camino de la habitación.


 


“Si me quedo ahí más tiempo, realmente voy a perder todo mi cabello”


 


Incluso si su cabello volviera a crecer algún día, tampoco deseaba quedarse calvo.


 

Capítulo 312: Sienna Merdein (8)

Maldita reencarnación (Novela)