Capítulo 317: Abram (4)

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 317: Abram (4)


 


 


 


Un Jeneric completamente empapado fue levantado en el aire. Su cuerpo inerte se parecía a la ropa recién lavada cuando es colgada en un tendedero.


 


 


 


Él es un Archimago del Octavo Círculo. El Patriarca de la Familia Osman, que es reconocida incluso en Aroth como una noble casa de magia, una familia que ha producido tres generaciones de Maestros de la Torre Verde.


 


 


 


Tal mago había sido tratado como un niño. Había sido humillado de principio a fin. Aunque Jeneric no era muy apreciado entre los Archimagos de Aroth, no había un solo mago que pudiera presumir de ser lo suficientemente fuerte como para jugar con Jeneric como lo había hecho Sienna.


 


 


 


—Oye—


 


 


 


El comportamiento de Sienna no cambió en lo más mínimo en comparación a cuando comenzaron. La magia que Jeneric usó repetidamente no había logrado rozar la ropa de Sienna, y mucho menos dejarle un rasguño.


 


 


 


Con cara de amargura, Sienna miró a Jeneric y movió el dedo.


 


 


 


¡Pum!


 


 


 


Una bala mágica tan pequeña como un frijol se clavó en el cuerpo de Jeneric.


 


 


 


—¡Buagh! —


 


 


 


Tan pronto como recuperó el conocimiento, Jeneric vomitó una gran cantidad de agua. Había ingerido demasiada agua del lago mientras caía repetidamente y lo sacaban del lago.


 


 


 


Vomitando frente a tanta gente. Habría sido una visión imposible para Jeneric en circunstancias normales, pero ahora no estaba en condiciones de preocuparse por esas cosas.


 


 


 


Jeneric parecía fácilmente 10 años mayor después de vomitar tanta agua. Luego levantó laboriosamente la cabeza mientras jadeaba y miró a Sienna.


 


 


 


—¿Quieres continuar? — preguntó Sienna. Era una pregunta escalofriante. Jeneric se negó con la cabeza de inmediato.


 


 


 


Jeneric no había sentido un dolor y una impotencia tan espantosa desde los 8 años hasta ahora. Su cuerpo, que fue sumergido en el lago más de una docena de veces, gritaba y palpitaba de dolor por todas partes, se sentía como si sus huesos y órganos también estuvieran magullados y heridos. Estaba mareado por beber demasiada agua y, en particular, le dolían los ojos como si estuvieran a punto de estallar. Sus oídos estaban tapados y zumbando.


 


 


 


Sin embargo, no era solo el dolor físico que le habían infligido. Su corazón también había sido destrozado en pedazos. Jeneric se quedó sin un ápice de confianza en él mismo.


 


 


 


La Sabia Sienna… Jeneric había asumido que ella sería poderosa, pero ¿cómo podía ser tan grande la diferencia entre ellos?


 


 


 


Toda su confianza como mago, que había pulido y construido después de medio siglo de entrenamiento y estudio, se desmoronó como la arena.


 


 


 


—Está bien— Sienna miró a Jeneric con los ojos entrecerrados mientras hablaba —No te reconozco a ti ni a tu familia como mis sucesores. En el futuro, si tú y tus descendientes afirman ser los sucesores de Sienna Merdein, exterminaré a tu familia con mis propias manos—


 


 


 


—Sí… —


 


 


 


—Quién sabe, tal vez esté muerta en ese lejano futuro. Pero si muero, bueno, mis descendientes se encargarán de tu familia, ¿no es así? — Con estas palabras, Sienna dirigió su mirada hacia Eugene.


 


 


 


“Sienna Lionheart. O Eugene Merdein”. De cualquier manera, sonaba bien. Ella pensó que ambos nombres tenían un atractivo emocionante…


 


 


 


—Hmm. Bueno, eso es un asunto para el futuro. Por ahora… —


 


 


 


La mirada de Sienna cayó sobre Eugene y Mer. Aunque no les había hecho señas verbalmente, la intención en sus ojos era clara. Eugene se acercó a Sienna mientras acunaba a Mer.


 


 


 


—Creo que le debes una disculpa a mi sucesor y a mi adorable familiar— dijo Sienna.


 


 


 


Las arrugas del rostro de Jeneric temblaron violentamente.


 


 


 


¿Una disculpa a Mer? Él ya había dado una varios años antes. Pero en ese entonces, la disculpa se había hecho en un espacio apartado, lejos de las miradas indiscretas. Jeneric se dio cuenta de lo considerado que había sido Eugene con él en ese momento.


 


 


 


Pero ahora, había muchos, muchos espectadores. Estaban presentes los magos de la corte, los caballeros y los funcionarios del palacio. Detrás de él estaban los Maestros de Torre, los magos pertenecientes a las torres, así como los pertenecientes al Gremio de Magos. Una multitud de curiosos también estaba presente al otro lado del lago.


 


 


 


Él no quería hacer esto. ¿Debía bajar la cabeza y disculparse frente a tremenda multitud, frente a los Maestros de Torre rivales y frente a los magos de la Torre Verde?


 


 


 


Aunque la idea le pareció horrible, a Jeneric no se le dio otra opción. Estaba demasiado aterrorizado por Sienna para ofrecer resistencia o intentar negociar.


 


 


 


—Me disculpo por el daño… que mi difunto padre… le causó al familiar de Lady Sienna—


 


 


 


—Tú también le has infligido daño— replicó Sienna.


 


 


 


—Sí… también me disculpo por eso—


 


 


 


—¿Por qué te disculpas conmigo? Deberías disculparte con ella— dijo Sienna mientras recibía a Mer en sus brazos de manos de Eugene. Ella miró a Jeneric con los ojos muy abiertos y Mer la imitó.


 


 


 


—Lo… siento… —


 


 


 


—Y también a mi sucesor—


 


 


 


De pie junto a ellos, Eugene quedó desconcertado por el implacable y duro comportamiento de Sienna. Jeneric estaba al borde de las lágrimas, fue un espectáculo lamentable. La respiración de Jeneric se volvió áspera como si estuviera hiperventilando. Agarrándose el pecho, logró pronunciar las palabras tartamudeando.


 


 


 


—Eugene… Eugene Lionheart. Me disculpo sinceramente por negarme a reconocerte como el sucesor de Lady Sienna y por atreverme a ponerte a prueba… —


 


 


 


—Si… entiendo— Eugene asintió aceptando la disculpa y Jeneric soltó un largo suspiro.


 


 


 


Al estar empapado en agua, Jeneric sintió un frío increíble. Dentro de su pecho había un profundo escalofrío y tristeza que puede que no esté relacionado con su estado. Sin perder de vista a Sienna, Jeneric preguntó con cautela —¿Puedo… irme ahora…? —


 


 


 


—Sí. A partir de hoy, no debería haber insatisfacción o problema entre tú, yo y tu familia, ¿es correcto? — dijo Sienna.


 


 


 


—Sí—


 


 


 


—En el futuro, compórtate apropiadamente. Como mencioné antes, si alguna vez usas mal mi nombre al afirmar ser mi sucesor, realmente llegarás a tu fin—


 


 


 


Jeneric hizo una profunda reverencia y luego se dio la vuelta. Cuando levantó la mirada, se encontró con una abrumadora cantidad de ojos sobre él.


 


 


 


Los ojos que se posaron sobre él estaban en gran parte llenos de lástima, pero no sin su buena cuota de burla. Los magos de la Torre Verde, en particular, parecían completamente abatidos. Sus ojos estaban llenos de desolación y duda. Algunos lloraron abiertamente como si la realidad de la situación fuera demasiado vergonzosa y humillante para soportarlo.


 


 


 


“¿Debería retirarme…?”, se preguntó Jeneric.


 


 


 


Sentía como si ya no pudiera enfrentarse al mundo. Su plan original había sido permanecer como el Maestro de Torre durante al menos otra década antes de pasarle el puesto a su hijo, pero ahora parecía completamente imposible.


 


 


 


—En unos días, visitaré la Torre Verde. Después de todo, aunque ha pasado algún tiempo, es la torre donde una vez residí— declaró Sienna, provocando una ola de reacciones entre los magos.


 


 


 


Jeneric estaba encorvado por la desesperación y Sienna no se preocupó por él. Además, normalmente no le habría importado las reacciones de los magos, pero no pudo evitar suavizar su corazón después de ver las expresiones de los magos de la Torre Verde.


 


 


 


Al escuchar las palabras de Sienna, los magos de la Torre Verde se aliviaron un poco. El Maestro de su torre podría haber sido humillado, pero la perspectiva de conocer a la sabia y reverenciada Sienna era un evento emocionante para cualquier mago.


 


 


 


—Disculpe… Lady Sienna— comenzó Eugene, inclinando la cabeza hacia Sienna —El Maestro de la Torre Roja ha sido de gran ayuda para mí. Aprendí magia de él y su ayuda fue crucial durante nuestro problema anterior—


 


 


 


Este parecía el momento perfecto para echarle una mano a Lovellian.


 


 


 


—Hmm— Sienna asintió al escuchar las palabras de Eugene —El Maestro de la Torre Roja… ¿tú nombre es…? —


 


 


 


—Soy yo. Mi nombre es Lovellian Sophis— Lovellian dio un paso adelante totalmente sorprendido después de haber sido señalado de repente. Lovellian alternó entre mirar a Eugene y Sienna con una expresión confundida. Aunque Eugene había arreglado previamente una reunión con Sienna un mes después de la batalla con el Dragón Negro, Lovellian no sabía la fecha exacta.


 


 


 


Aun así, todavía estaba algo expectante. Aparte de la repentina nevada, no había otro mago capaz de sumergir a Abram en agua excepto la Sabia Sienna.


 


 


 


—¿Eres del linaje de Theodore Thorne? — preguntó Sienna. Theodore Thorne era uno de los discípulos de Sienna y había sido el Maestro de la Torre Roja hace siglos.


 


 


 


El que le enseñó magia a Lovellian era un discípulo de Theodore, por lo que, en esencia, todo se remontaba hasta Sienna. Como tal, Lovellian había afirmado ser sucesor de Sienna hasta ahora.


 


 


 


—Sí… eso es correcto— confirmó Lovellian. Él no pudo evitar temblar cuando recordó cómo habían humillado a Jeneric. Lovellian tembló ante la idea de ser sometido a la misma prueba brutal. Sin embargo, sus temores se disiparon rápidamente cuando, a diferencia de antes, Sienna sonrió amablemente.


 


 


 


—Tienes un linaje encomiable— dijo Sienna, sin importarle que, técnicamente hablando, Jeneric tuviera un linaje más prestigioso. —Entonces, has sido de gran ayuda para mi legítimo sucesor, y dada la compleja red de relaciones, ¿eres tanto el maestro de mi sucesor como mi sucesor? —


 


 


 


—Es algo sobre lo que simplemente puedo divagar. No creo que pueda pretender ser tu sucesor… — Lovellian comenzó a explicar.


 


 


 


—¿Qué importa eso? — intervino Sienna —Tengamos una discusión adecuada sobre esto cuando visite la Torre Roja—


 


 


 


El rostro de Lovellian se iluminó significativamente. Luego hizo una profunda reverencia mientras los magos de la Torre Roja detrás de él festejaban alegremente.


 


 


 


—Vamos, mi adorable sucesor— dijo Sienna. Ella disfrutó mucho el poder referirse a Eugene como su sucesor frente a la multitud. Si bien fue un poco decepcionante que no pudiera declarar públicamente su relación con el tonto de Hamel, encontró bastante atractivo el secreto y la emoción de esta relación superficial actual. Con una sonrisa de orgullo, Sienna palmeó la espalda de Eugene.


 


 


 


—Sí, Lady Sienna— respondió Eugene antes de seguir obedientemente a Sienna.


 


 


 


Sienna levitó por el aire, dirigiéndose hacia los magos de la corte a quienes se les había ordenado que se quedaran quietos.


 


 


 


—Ahora, veamos qué tanto queda debajo— dijo Sienna mientras observaba a Abram. Ella simplemente ignoró a Trempel y Honein. Incluso mientras había estado disciplinando a Jeneric, Abram siguió hundiéndose lentamente. Ahora, los jardines del palacio ya se habían convertido en un pequeño lago.


 


 


 


—Lady Sienna— tartamudeó Honein, con gotas de sudor cayendo por su rostro mientras observaba cómo el jardín se llenaba lentamente de agua. —Por… por favor, calma tu ira… —


 


 


 


—¿Dónde está tu padre? — preguntó Sienna. Aunque se refería al rey casualmente, ni Honein ni Trempel tenían quejas.


 


 


 


Incluso hace tres siglos, el Rey de Aroth siempre había tratado a Sienna con el máximo respeto.


 


 


 


Aroth se había convertido en un poderoso reino de magos porque Sienna había hecho su residencia allí. Pero incluso dejando eso de lado, todos tenían que ser conscientes de Sienna.


 


 


 


Abram se estaba hundiendo y el Maestro de la Torre Verde, Jeneric, había sido golpeado sin piedad. Aroth no es inocente en su crimen. La familia real había dado permiso para la disección de Mer, y hasta ahora habían usado libremente el nombre de Sienna. La familia real de Aroth tuvo la culpa.


 


 


 


—Su Majestad… Su Majestad lo está esperando en el palacio— informó Honein.


 


 


 


—¿Está demasiado asustado para salir y en cambio me pide que le haga una visita real? — escupió Sienna.


 


 


 


—Lady Sienna… por favor… — Honein cayó de rodillas sin preocuparse por la dignidad. Sienna sacudió la cabeza con incredulidad.


 


 


 


—¿Qué estás haciendo? ¿Ni siquiera estás arrodillado en el suelo, sino arrodillado en el aire? ¿Qué quieres lograr con eso? — preguntó Sienna.


 


 


 


—Por favor, calma tu ira. No tienes que hacerlo de inmediato, pero… por favor ven conmigo a visitar a Su Majestad primero— suplicó Honein, bajando la cabeza hasta el punto en que casi toca el suelo. Frente a los numerosos espectadores, este era un espectáculo digno de contemplar: el Príncipe de Aroth arrodillado.


 


 


 


Sienna hizo una mueca mientras miraba a Honein.


 


 


 


¿Por qué no se mostraba el rey? Era bastante obvio realmente. Ser reprendido públicamente no es algo que un rey pudiera permitirse exhibir frente a su pueblo. Sin embargo, tampoco podía arriesgarse a ofender a Sienna, por lo que probablemente envió al Príncipe Heredero por delante mientras esperaba ansiosamente en el palacio.


 


 


 


—Dado que el Príncipe Heredero está haciendo todo lo posible, ¿por qué no entramos? — sugirió Eugene mientras miraba a Honein.


 


 


 


No era como si no se conocieran. Honein había brindado todo tipo de asistencia a Eugene desde su estancia en Aroth. Cuando Eugene se vio envuelto en el problema del acceso de Akron, Honein había respondido personalmente por sus habilidades.


 


 


 


—Si mi estimado sucesor lo solicita— Sienna asintió mientras sus labios se contraían. La expresión de Honein se iluminó ante su respuesta. Sintió una profunda gratitud por la ayuda de Eugene, pero se aseguró de mantener la cabeza gacha.


 


 


 


—Levanta la cabeza, Príncipe Heredero. Te mostraré un poco de respeto, y también a Aroth, ya que fue la petición de mi adorable sucesor. Vayamos a ver al rey— dijo Sienna.


 


 


 


—Sí, sí. Gracias— Honein se levantó lentamente, con cuidado de no hacer movimientos bruscos.


 


 


 


—¡Yo también! — gritó Melkith. Ella todavía estaba atada con grilletes. Trempel, que había estado sujetando a Melkith hasta ahora, la miraba boquiabierto.


 


 


 


“¿Esta mujer escandalosamente bulliciosa se atrevió a hablar incluso con esta atmósfera?”


 


 


 


—¡Libérame! ¡Lady Sienna! ¡Te admiro y te adoro! — gritó Melkith.


 


 


 


—Lady Sienna, la Maestra de la Torre Blanca también… me brindó mucha ayuda— dijo Eugene algo a regañadientes.


 


 


 


—Si es una petición de mi valiente y bondadoso sucesor— respondió Sienna.


 


 


 


Trempel liberó instantáneamente a Melkith. Pero se sintió un poco incómodo cuando miró a Sienna y Eugene.


 


 


 


Entonces, ¿él es su adorable, estimado, valiente y bondadoso sucesor? Se sentía como si estuviera jugando con él, pero al mismo tiempo, no era del todo escandaloso.


 


 


 


“Bueno… si es Eugene Lionheart”


 


 


 


Sin duda, Trempel habría alardeado de orgullo a su discípulo si hubiera sido como Eugene. Trempel miró inexpresivamente a Sienna y Eugene mientras se dirigían hacia Abram con Honein, luego los siguió apresuradamente.


 


 


 


No tenía idea de lo que sucedería en el palacio y estaba aterrorizado de imaginarlo. Desafortunadamente, no podía prever que sucediera nada bueno.


 


 


 


La persona que quería hundir a Abram por completo todavía estaba furiosa, a pesar de haber descargado su ira en el Maestro de la Torre Verde.


 


 


 


“Si… si ella ataca a Su Majestad…”


 


 


 


Trempel siempre ha admirado y estimado a Sienna, pero si intentaba dañar al rey… él se opondría a ella, incluso si le costaba la vida. Trempel pensó en silencio sobre su potencial muerte.


 


 


 


“¿Que acabo de decir?”


 


 


 


En contraste con la terrible situación de Trempel y su determinación, Sienna estaba inmersa en un momento de introspección mientras trataba de mantener su expresión bajo control.


 


 


 


¿Su adorable, estimado, valiente y bondadoso sucesor? Ella había hablado con el deseo de alardear, pero ahora que lo pensaba, cada palabra que había soltado había sido bastante vergonzosa.


 


 


 


[Está bien]


 


 


 


La voz de Mer resonó en la mente de Sienna. El familiar había sentido su vergüenza.


 


 


 


[No hay razón para que te sientas avergonzada por palabras tan triviales]


 


 


 


“¡Pero aún…!” Sienna protestó.


 


 


 


[No hay problema] le aseguró Mer.


 


 


 


“Si supieras qué actos tan horrendos cometieron Lady Anise y Lady Kristina en tu ausencia, tus comentarios parecen un juego de niños”


 


 


 


Mer guardó sus pensamientos para sí misma, incapaz de expresarlos en voz alta. Eran demasiado vergonzosos para que Mer los compartiera. Además, hablando sinceramente, le faltaba confianza para retratar con precisión el alcance de sus atrocidades. Y si fuera a revelarlo, temía que Sienna destruyera el castillo en su ira.


 


 


 


“Ellas… ellas pusieron sus senos sobre su cabeza y lucieron una sonrisa victoriosa”


 


 


 


¿Cómo podría explicar tal espectáculo en palabras?


 


 


 


—¿Quién lleva actualmente la corona? — preguntó Sienna.


 


 


 


—El Rey Daindolf Abram— respondió Eugene, a lo que Sienna se burló y negó con la cabeza.


 


 


 


—El último Rey de Aroth que conocí fue el vigésimo quinto, Lucard—


 


 


 


—El rey actual es el trigésimo primero—


 


 


 


—¿Trigésimo primero? Ah, el tiempo vuela. ¿No es hora de que el reino esté al borde del colapso? ¿O de que la línea real sea usurpada? — dijo Sienna.


 


 


 


El miedo que se apoderó de Honein era palpable cuando se puso rígido, Trempel consideró seriamente si un intento de asesinato estaba en camino.


 


 


 


—Por favor, Lady Sienna. Mantengamos las cosas en paz y no seamos demasiado duros— suplicó Eugene.


 


 


 


—¡Mi sucesor! ¡Debes tener un gran apego a este reino! Incluso te preocupas por su destino— respondió Sienna.


 


 


 


—Bueno, estoy más preocupado por ti, Lady Sienna— dijo Eugene.


 


 


 


—¿Yo? ¿Por qué? — preguntó Sienna, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.


 


 


 


—Si actúas con demasiada brutalidad, la historia puede empañar tu nombre. En lugar de la Sabia Sienna, podrías ser recordado como la Brutal Sienna. Como alguien que admira a Sir Hamel, creo que cualquier cosa es mejor que ser llamado el Estúpido Hamel como él… —


 


 


 


Ella se había preguntado qué estaba a punto de decir. La expresión de Sienna cambió cuando miró a Eugene —Mi querido sucesor, puedes decir esas cosas porque no sabes nada sobre los viejos tiempos. Hamel no solo era estúpido, era un completo idiota. Un completo idiota, ¿oíste? ¡En el cuento de hadas el “Estúpido Hamel” parecía tener muy buen gusto y parecía algo apropiado! —


 


 


 


—¡Ah, ya veo! Sin embargo, ¿no crees que Sir Hamel lloraría en el cielo si se enterara de esto? — replicó Eugene.


 


 


 


—¿Por qué iba a llorar? Los muertos no cuentan cuentos— dijo Sienna.


 


 


 


“¡Esa sonrisa astuta!”, Eugene tembló con los puños cerrados.


 


 


 


Trempel y Honein guardaron silencio ante el repentino cambio de tema. Ellos anhelaban preguntar sobre las leyendas y sus gloriosas aventuras hace tres siglos, pero desafortunadamente, este no era el momento para estar tranquilos.


 


 


 


—Estamos aquí— dijo Honein, tragando saliva. Todos habían volado a través del pasillo inundado hacia el palacio y se detuvieron ante la puerta de la sala del trono. —Su Majestad está adentro… —


 


 


 


—No has escondido asesinos o guardias reales allí para deshacerte de mí, ¿verdad? — dijo Sienna.


 


 


 


—¡Absolutamente no! — Honein gritó sorprendido. Aun así, Honein examinó ansiosamente el área más allá de la puerta. Pero no detectó señales de los guardias reales que Sienna había mencionado.


 


 


 


Esto lo inquietó considerablemente. Normalmente, los guardias reales y los ministros permanecían en la sala del trono, pero aparte del rey, no había otras presencias perceptibles.


 


 


 


“Hmm”


 


 


 


Sienna notó su confusión. Antes de que Honein pudiera golpear con cautela, Sienna extendió la mano y la puerta se abrió de un solo golpe.


 


 


 


—Estamos entrando—


 


 


 


Sienna pasó rápidamente junto a Honein y entró en la habitación.


 


 


 


Esta es la primera vez de Eugene en la sala del trono de Aroth. Sin embargo, no encontró oportunidad para admirarla.


 


 


 


El Rey Daindolf Abram, el trigésimo primer Rey de Aroth, daba vueltas ansiosamente alrededor de su trono mientras se mordía nerviosamente las uñas. Luego se detuvo en el lugar ante la abrupta apertura de la puerta.


 


 


 


—¡Qué honor conocerte, Sabia Sienna! — gritó Daindolf, su voz resonó por toda la habitación.


 


 


 


Quedó claro por qué no había guardias reales, ni ministros, ni siquiera sirvientes en la sala del trono.


 


 


 


El Rey Daindolf Abram gritó con voz atronadora antes de caer de rodillas y postrarse en el suelo. 


 


 

Capítulo 317: Abram (4)

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