Capítulo 327: Regreso (6)

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 327: Regreso (6)


 


 


 


Eugene parpadeó en silencio, incapaz de decir algo.


 


 


 


—¿Qué pasa con esa mirada? — Sienna habló tímidamente.


 


 


 


—Desde el punto de vista de Sir Eugene, ¿quizás llevamos un look un poco extraño? — agregó Mer


 


 


 


¿Un look extraño? No, para nada. Eugene quedó atónito por lo bien que se veían Sienna y Mer con su ropa nueva.


 


 


 


—¿Qué tal? ¿Lady Sienna y yo parecemos ser madre e hija? — Mer incitó ansiosamente.


 


 


 


—Ah… si tuviera que decirlo, en lugar de una madre y su hija, se ven como un par de hermanas… — admitió Eugene torpemente.


 


 


 


La apariencia de Sienna es tan joven que es imposible imaginar que pudiera tener una hija de la edad de Mer. Por eso Eugene había dado una respuesta tan honesta, pero Mer y Sienna mostraron reacciones contradictorias.


 


 


 


Las mejillas de Sienna se sonrojaron un poco por la vergüenza, la razón de esto fue que había entendido lo que acababa de decir Eugene con esas palabras: “te ves tan joven”.


 


 


 


Si bien Eugene no había dicho tal cosa directamente, eso realmente no le importaba a Sienna. Desde hace cientos de años hasta ahora, Sienna ya se ha acostumbrado a interpretar arbitrariamente a Eugene o, más bien, las palabras y la actitud de Hamel de una manera más positiva.


 


 


 


Por otro lado, Mer entrecerró los ojos y miró a Eugene. Porque lo que Mer había querido escuchar era que parecían una madre y su hija en lugar de un par de hermanas.


 


 


 


Por supuesto, que les dijera que parecen hermanas también implica que Mer se parece mucho a Sienna, pero el punto en el que Mer había esperado enfocarse esta vez no era la similitud de sus apariencias.


 


 


 


El tema de esta salida estaba destinado a ser la familia. Si Sienna es la madre, eso significa que Eugene sería el padre…


 


 


 


Con los ojos aún entrecerrados, Mer examinó el atuendo de Eugene.


 


 


 


—Qué aburrido— Mer criticó sin rodeos.


 


 


 


—¿Qué cosa? — Eugene respondió confundido.


 


 


 


—Estoy hablando de tu ropa— aclaró Mer —No importa lo bien que te quede la ropa, ¿realmente necesitas usar lo mismo todo el tiempo, Sir Eugene? —


 


 


 


—¡¿Qué acabas de decir?! — Eugene gritó sintiéndose sinceramente ofendido. —Esta no es la misma ropa que suelo usar. Todos los atuendos son ligeramente diferentes—


 


 


 


—Pero al final, sigue siendo la ropa formal del Clan Lionheart— insistió Mer.


 


 


 


Eugene frunció el ceño —¡Oye! ¿Qué hay de malo en que use la ropa formal de mi clan? —


 


 


 


Si Eugene se viera obligado a admitirlo, la principal razón por la que elige ese tipo de ropa es porque es la más conveniente. Elegir un traje formal con una parte superior e inferior a juego elimina cualquier necesidad de otras preocupaciones sin sentido. Incluso en su vida anterior, Eugene no había pasado tiempo preocupándose por lo que debería usar, y no es como si el Reino Demoníaco hubiera sido un lugar para tales preocupaciones.


 


 


 


—Yo… en realidad también me gusta ese tipo de ropa— confesó Sienna tímidamente.


 


 


 


Ante esto, Mer dejó escapar un largo suspiro y sacudió la cabeza.


 


 


 


—Olvida que dije algo— dijo Mer con resignación.


 


 


 


Como se esperaba de Eugene, Mer sintió que debería haberle pedido a Ancilla que también escogiera la ropa de Eugene. Si Sienna hubiera hecho audazmente tal solicitud en ese entonces, incluso Ancilla no habría podido negarse. Además de eso, si Mer hubiera hecho su actuación habitual de actuar cursi y hablar dulcemente, incluso habrían podido convertir a Ancilla en una poderosa aliada.


 


 


 


“Lady Sienna siempre duda en los momentos más importantes”, pensó Mer con pesar.


 


 


 


Sin embargo, incluso si Mer pensara en ello ahora, esas cosas ya están en el pasado, por lo que no se puede evitar. Mer relajó el ceño fruncido y se interpuso entre Eugene y Sienna.


 


 


 


Swoosh.


 


 


 


Sus manos se extendieron a ambos lados para agarrar las manos de Eugene y Sienna.


 


 


 


Mientras se sentía orgullosa de cómo los estaba acercando al pararse justo entre los dos, Mer dijo: —Entonces, vámonos—


 


 


 


Sienna miró la expresión de Eugene. Pero a diferencia de lo que esperaba, Eugene no parecía estar demasiado nervioso por la situación actual.


 


 


 


Después de todo, ¿tomarse de la mano con Mer? No es como si esta fuera la primera vez que Eugene lo había hecho, entonces, ¿por qué debería importarle si estaba llamando la atención al hacerlo en este momento? El hecho de que la otra mano de Mer sostuviera la de Sienna. ¿Por qué debería importarle eso?


 


 


 


Sienna no se sintió muy satisfecha de ver a Eugene con una expresión tan tranquila. Pero después de mirar la cara de Eugene una vez más, ella no le reprocho ni hizo ningún ataque verbal. Mientras se recordaba a sí misma que debía mantener la calma, Sienna se dejó llevar por la mano de Mer.


 


 


 


En la parte trasera de la mansión, el enorme cadáver de Raizakia descansaba en el suelo para ser purificado.


 


 


 


Kristina y Anise habían comenzado a purificar el cadáver temprano en la mañana, las dos tuvieron una conversación cuando vieron a Eugene salir de la mansión.


 


 


 


“Parece que Lady Sienna ha tomado una decisión”, observó Kristina.


 


 


 


Anise estuvo de acuerdo: [Sí, eso parece. Parece que quiere anunciar su relación en toda la ciudad, no, en todo el Imperio. Prácticamente está diciendo: “Oigan, mírenme, gente del Imperio Kiehl, vengan y vean mi nuevo look”]


 


 


 


“Bueno, parece que ella quiere mostrar su relación hasta tal punto. Sin embargo, mirándolos así, ese look parece realmente adaptarse a ellas”


 


 


 


[Esa niña, Mer es prácticamente la forma en que Sienna intentó cumplir sus deseos insatisfechos, sería extraño que no se vieran bien juntos]


 


 


 


Mientras las dos tenían esa conversación, el grupo de Eugene pasó por donde estaba Kristina. Esto se debe a que es más conveniente para ellos usar el portal dentro del bosque que salir por las puertas de la mansión y montar un carruaje.


 


 


 


Sienna espió la reacción de Kristina con una expresión tensa. Si una crítica sobre su vergonzoso actuar saliera de los labios de esta joven rival suya, Sienna sintió que sería un fuerte golpe para su corazón.


 


 


 


Sin embargo, Kristina solo sonrió y dijo: —Ese look realmente te queda bien—


 


 


 


Esa era su opinión sincera, Kristina no tenía intención de convertir su relación con Sienna en una relación hostil. En cambio, si era posible, Kristina quería guiar suavemente a Sienna para que se convirtiera en una aliada de confianza a fin de desarrollar la relación simbiótica de los tres.


 


 


 


Sienna tartamudeó: —¿E-es así? Me queda bien, ¿no? —


 


 


 


Por lo que Kristina había descubierto, Sienna es débil para los cumplidos. Basta con mirar lo que está sucediendo justo ahora. Aunque no fue un cumplido exagerado, Kristina solo dijo que el look actual de Sienna le quedaba bien, como resultado Sienna sonreía ampliamente mientras giraba su cuerpo de un lado a otro.


 


 


 


—Sí— asintió Kristina —Si alguien te mirara ahora, pensarían que tú, Sir Eugene y la joven Mer son una familia—


 


 


 


—Cof, cof— Eugene se atragantó de repente cuando finalmente se dio cuenta de cuál era su situación actual.


 


 


 


Eugene estuvo a punto de soltar la mano de Mer por su nerviosismo y vergüenza, pero como si ella supiera que estaba a punto de hacerlo, Mer agarró firmemente la mano de Eugene y se negó a soltarla.


 


 


 


Mirando esta vista con una sonrisa en su rostro, Kristina inclinó la cabeza y dijo: —Qué tengan un viaje seguro—


 


 


 


—Uh… — Eugene hizo una pausa, sintiéndose repentinamente molesto de que dejaran a Kristina sola.


 


 


 


Pero no la estaban dejando atrás, ¿verdad? Después de todo, ellos le estaban confiando a Kristina el deber de purificar el cadáver de Raizakia.


 


 


 


“No se puede evitar”, pensó Eugene.


 


 


 


Dicho esto, si Eugene continuaba molesto por eso y seguía dándose la vuelta para mirar a Kristina, ¿no sería también grosero con Sienna, con quien estaba ahora?


 


 


 


Así que Eugene reprimió temporalmente sus sentimientos por Kristina y Anise.


 





 


* * *


 





 


—¿Has oído hablar de los rumores? —


 


 


 


—¿Hm? —


 


 


 


—¿Qué rumores? —


 


 


 


—Ah, justo ahora. Realmente no debería contarle a nadie sobre esto, pero… —


 


 


 


—¿Qué es? ¿Qué es? —


 


 


 


—Solo dínoslo rápido—


 


 


 


—Tsk, bien, solo lo diré una vez. Ustedes saben quién es la Sabia Sienna, ¿verdad? —


 


 


 


Justo cuando el grupo de Eugene se dirigía a través del bosque, al otro lado de un arbusto cercano, tres elfos aparecieron de repente y comenzaron a conversar de la nada.


 


 


 


Sus voces eran tan rígidas que cualquiera podría decir que su conversación había sido ensayada. Era como si estuvieran leyendo un guión. Sus rostros también parecían estar avergonzados y tratando de contener la risa.


 


 


 


—¡La Sabia Sienna! Por supuesto, sé quién es ella. ¡Es la maga más destacada, ya sea en el pasado, el presente o el futuro! —


 


 


 


—¡Es quien aprendió magia mientras crecía junto a los elfos, una dama que es tan hermosa como un elfo! —


 


 


 


—Sí, eso es correcto. Acerca de la Sabia Sienna, ¿has oído que le gusta Sir Eugene? —


 


 


 


—¡Kyaaah! ¡Kyaaah! —


 


 


 


—Estás hablando de él, de Sir Eugene Lionheart, ¿verdad? —


 


 


 


—¡Así es! ¡Es él, el descendiente del Clan Lionheart! ¡Una persona con talento tanto en la magia como en las artes marciales! —


 


 


 


—¡El León Sangriento! —


 


 


 


—¡El Asesino de Dragones! —


 


 


 


—Si hablamos de Sir Eugene y la Sabia Sienna, ¿no crees que combinan muy bien juntos? —


 


 


 


En este punto, Eugene no pudo contenerse más.


 


 


 


Mientras todo su cuerpo se estremecía de vergüenza, Eugene dejó escapar un gran grito: —¿Por qué no se pierden ya? —


 


 


 


Los elfos huyeron mientras soltaban gritos de risa. Detrás del ahora jadeante Eugene, Sienna comenzó a sudar frío mientras su rostro se sonrojaba de un rojo brillante.


 


 


 


Ni siquiera había necesidad de pensar en qué cerebro podría haber ideado el escenario de una parodia tan absurda. Era Signard. Ese maldito hermano mayor. Pensar que se le ocurriría una idea como esta por el bien de su hermana menor.


 


 


 


“¿Debería… debería simplemente matarlo?”, se preguntó Sienna.


 


 


 


No es raro que los hermanos alberguen sentimientos maliciosos el uno por el otro, pero esta es la primera vez que Sienna sentía una intención asesina hacia Signard.


 


 


 


—Ejem… ¡Ejem! Um. ¡Ejem! — Sienna ocultó su vergüenza al toser.


 


 


 


Entonces, temerosa de ver la expresión de Eugene, Sienna se adelantó, tirando de la mano de Mer. Mientras él también sentía una sensación de vergüenza y timidez enterrada en lo profundo de su corazón, Mer tiró de la mano de Eugene como Sienna tiraba de la suya.


 


 


 


Eugene trató de pensar en algo que decir, pero después de ver cómo la actitud de Sienna parecía estar rogándole que no dijera nada, Eugene mantuvo la boca cerrada en silencio.


 


 


 


Al final, los tres se dirigieron hacia el portal en silencio, pero en su camino pasaron junto a varios grupos de elfos que casualmente estaban teniendo el mismo tipo de conversación.


 





 


* * *


 





 


El objetivo principal de la salida de hoy era comprar los materiales necesarios para mejorar a Frost.


 


 


 


Pero esto era solo una excusa. La mayoría de los materiales necesarios ya estaban dentro de la capa de Sienna. Por supuesto, Sienna no tenía intención de revelar este hecho a Eugene.


 


 


 


Aunque es posible que ya tenga muchos materiales, si Sienna mirara más de cerca, ¿no sería capaz de encontrar una o dos cosas que le faltan?


 


 


 


Aunque Sienna realmente no necesitaba una razón para convencerse a sí misma, después de tener esos pensamientos, su pecho se sintió más ligero.


 


 


 


—Solo pregunto esto porque realmente tengo curiosidad, pero si ibas a usar magia para alterar la percepción, ¿por qué molestarse en salir vestida así? — preguntó Eugene mientras balanceaba la mano que sostiene la mano de Mer.


 


 


 


Aunque estaban caminando por las calles de la ciudad capital, Sienna actualmente tenía un hechizo activado para alterar la percepción alrededor de los tres. Gracias a eso, las personas que pasaban cerca no pudieron reconocer correctamente la identidad de ellos.


 


 


 


—Estúpido bastardo—


 


 


 


—Sir Eugene es un idiota—


 


 


 


Sienna y Mer miraron a Eugene mientras murmuraban frases con sentimientos similares.


 


 


 


Las dos habían salido vestidas como una madre y su hija hoy porque querían montar un espectáculo para Eugene, no para estos transeúntes desconocidos, con quienes probablemente ni siquiera se involucrarían en el futuro. Entonces, incluso si nadie más podía verlos, estaba bien mientras Eugene pudiera.


 


 


 


Además, no es como si Sienna hubiera lanzado su magia para alterar la percepción de todas las personas. Ella podría pensar en ellos como transeúntes desconocidos que probablemente no tendrían nada que ver con ellos en el futuro, pero Sienna todavía deseaba presumir un poco.


 


 


 


Tomemos este mismo momento como ejemplo.


 


 


 


Cuando ellos entraron en una tienda de magia que trabaja con artículos de la más alta calidad en toda la ciudad capital, Sienna canceló sutilmente el hechizo para alterar la percepción.


 


 


 


—¡Bienve… eh! —


 


 


 


Un mago que trabaja en la tienda se había acercado para saludarlos, pero de repente se quedó sin aliento y dio un paso hacia atrás.


 


 


 


En respuesta, Sienna le guiñó un ojo y se llevó el dedo índice a los labios.


 


 


 


—Shhh— Sienna lo calló.


 


 


 


El mago tartamudeó —Si-Sien… —


 


 


 


Solo para que Sienna lo callara más violentamente: —¡Shhh! —


 


 


 


Después de haberle señalado que se mantuviera callado dos veces, el mago cerró las mandíbulas y comenzó a retroceder, casi como si estuviera tratando de correr.


 


 


 


—En serio— murmuró Eugene mientras miraba la expresión divertida de Sienna con una mirada de impotencia en sus ojos.


 


 


 


Mientras hacía todo lo posible por ignorar su mirada, Sienna siguió caminando hacia adelante, balanceando su mano derecha que sostiene la mano de Mer de un lado a otro. Dado que Sienna estaba tomando la delantera de esta manera, Eugene, que sostiene la otra mano de Mer, no tuvo más remedio que seguir el ritmo de Sienna.


 


 


 


Como temían, Sienna es demasiado famosa, con un look que está lejos de ser algo normal y su cabello púrpura que no puede evitar atraer la atención de la gente. Además de eso, dado que también sostiene la mano de Mer, que se ve igual que ella, todos los ojos en la tienda no pudieron evitar girarse para mirar a Sienna.


 


 


 


Sienna no pudo evitar sentir una mezcla de emociones cuando notó las diversas miradas. Si estas miradas estuvieran llenas de admiración por ella, las habría aceptado fácilmente con una sonrisa, pero las miradas que ahora la observaban estaban llenas de desconcierto e incredulidad. Todo eso fue por Eugene, que seguía sosteniendo la mano de Mer.


 


 


 


Sienna se preocupó de que su rostro ya se estuviera sonrojando. Sin embargo, en el momento en que tuvo ese pensamiento, vio a Mer sonriendo alegremente a su lado.


 


 


 


“Bien, ¿y que si eso sucede?”, ese fue el pensamiento que se le ocurrió a Sienna.


 


 


 


Dado que Mer es tan feliz, ¿qué importa lo que piensan los demás o el tipo de miradas que se dirigen a ella? Las palabras que Mer le había dicho a Sienna por la mañana seguían resonando en su cabeza.


 


 


 


Así es, ella necesitaba ser audaz.


 


 


 


Asintiendo con la cabeza, Sienna dio un pequeño paso hacia un lado. Ahora estaba más cerca de Mer, lo que significa que también está más cerca de Eugene.


 


 


 


Los productos que se venden en esta tienda pueden ser de excelente calidad y hay muchos artículos raros, pero no había nada que Sienna realmente quisiera comprar. Aun así, se divirtió mucho mirando alrededor del lugar, gracias a lo amplia que es la tienda, y cuando terminó de mirar todo su stock, ya había pasado una hora.


 


 


 


A pesar de que salió con las manos vacías, sin haber comprado nada, todos los empleados de la tienda la siguieron hasta la puerta para despedirla.


 


 


 


—Vamos a comer algo. ¡Tengo hambre! — dijo Mer, tan pronto como salieron de la tienda, sus ojos brillaban de emoción.


 


 


 


Ya era hora de que almorzaran.


 


 


 


Sin embargo, en lugar de responder de inmediato a Mer, Eugene entrecerró los ojos y preguntó: —¿Debería deshacerme de ellos? —


 


 


 


Sienna también dijo algo incongruente: —Por ahora, creo que sería mejor dejarlos solos. Después de todo, esperaba algo como esto—


 


 


 


Al igual que Eugene, Sienna también parecía un poco molesta, pero no estaba dispuesta a actuar desenfrenadamente como lo había hecho en Aroth.


 


 


 


“Los Caballeros del Dragón Blanco”, pensó Eugene para sí mismo.


 


 


 


Sus miradas descaradas no mostraban la intención de ocultarse, ellos parecían estar preocupados de que espiarlos en secreto terminaría provocando la ira de Eugene o Sienna. Quizás por eso sus observadores habían expuesto su presencia y observado a Eugene y Sienna desde una distancia considerable.


 


 


 


Sus uniformes tenían el símbolo de un dragón blanco, lo que demuestra que son miembros de la Orden de Caballeros representativa del Imperio Kiehl, los Caballeros del Dragón Blanco. Después de lanzarles otra mirada, Eugene se giró para ver a Sienna y Mer.


 


 


 


Eugene ya era consciente de una de las razones por las que podrían estar observándolos. Eso fue gracias a Gilead, quien le había informado de antemano sobre las invitaciones del Emperador la noche anterior.


 


 


 


Él había invitado a Eugene a hacer una visita al Palacio Imperial, pero… después de ver una vigilancia tan evidente, parecía que esperaban escoltar a Eugene hasta allí ese mismo día.


 


 


 


Si pudiera salirse con la suya, Eugene todavía quería deshacerse de ellos, pero como Sienna había dicho que no lo hiciera, Eugene decidió contenerse por ahora. Eugene también tenía hambre, así que el grupo eligió uno de los restaurantes cercanos y entró.


 


 


 


Sienna y Mer se sentaron juntas en el mismo banco mientras que Eugene se sentó frente a ellas.


 


 


 


Un mesero se les acercó: —Aquí está nuestro menú… —


 


 


 


Pero antes de que pudieran abrir el menú, las palabras brotaron de los labios de Sienna: —Queremos el Combo Familiar—


 


 


 


Ante esta respuesta sin dudas, Mer se giró para mirar a Sienna con una expresión de adoración.


 


 


 


—¿No me escuchaste? Queremos el Combo Familiar— repitió Sienna.


 


 


 


El mesero respondió —M-mis disculpas, pero nuestra tienda no ofrece Combos Familiares—


 


 


 


Es cierto que el restaurante tiene una atmósfera lujosa. Pero parecía como si Sienna no hubiera imaginado que el restaurante podría no ofrecer un Combo Familiar, ya que se quedó agitando las pestañas con nerviosismo.


 


 


 


Mientras Sienna movía los labios en silencio, incapaz de pensar en qué decir, Eugene se hizo cargo de manejar el pedido: —Bueno, incluso si no tienes un Combo Familiar, ¿no tienes ciertas opciones en el menú que las familias ordenan a menudo cuando vienen aquí a comer? Sólo danos una de esas—


 


 


 


—Sí, enseguida— habiendo tomado la orden, el mesero se retiró rápidamente.


 


 


 


Sienna recuperó el sentido tardíamente y tosió levemente.


 


 


 


—S-su compromiso con el servicio es deficiente. Incluso si no tienen uno, deberían hacer un combo para nosotros— insistió Sienna.


 


 


 


—En el lenguaje actual, a los clientes como tú se les llama hater— comentó Eugene.


 


 


 


Sienna preguntó: —¿Qué significa eso? —


 


 


 


—Significa ser un cliente bonito y amable— respondió Eugene.


 


 


 


Cualquiera que haya escuchado la respuesta de Eugene podría darse cuenta de que fue una mentira, aun así, no se sintió tan mal para ella el escuchar esas palabras salir de los labios de Eugene.


 


 


 


—Te dejaré ir esta vez— concedió Sienna.


 


 


 


Después de disfrutar tranquilamente de su comida, salieron del restaurante. Todavía era muy temprano para regresar a la mansión, además había muchas tiendas que querían visitar y muchos lugares que querían ver.


 


 


 


Los tres terminaron pasando más tiempo en una gran tienda de ropa que en la tienda de magia, el objetivo original de su excursión. Eugene se probó toda la ropa que Sienna y Mer eligieron para él, luego intercambiaron lugares y Eugene eligió ropa para Mer y Sienna.


 


 


 


Después de pasar bastante tiempo riéndose y eligiendo ropa, una chaqueta blanca llamó la atención de Eugene.


 


 


 


En el momento en que vio ese tono blanco puro, Eugene no pudo evitar imaginar cómo se vería Kristina con esa chaqueta. También vio un abrigo con una apariencia similar a la chaqueta, pero con un diseño diferente. Parecía que este abrigo sería más adecuado para Anise que para Kristina.


 


 


 


—Tch— Sienna chasqueó la lengua mientras seguía la mirada de Eugene.


 


 


 


Pero ella no dijo nada. Al igual que esa ropa había hecho que Eugene recordara a Kristina y Anise, Sienna también tuvo la misma reacción. Además, Eugene no era el único que secretamente se sentía molesto por dejarlas en la mansión.


 


 


 


—No te quedes ahí parado mirando. Adelante, cómpralos ya— instruyó Sienna.


 


 


 


—Pensé que te enfadarías— dijo Eugene sorprendido.


 


 


 


—¿Por qué estaría enojada? Yo soy la que está contigo en este momento. ¿Y qué si les compras un regalo? Eso simplemente demuestra que soy lo suficientemente generosa como para elegir un regalo para ellas, junto contigo por supuesto— dijo Sienna mientras caminaba hacia Eugene con arrogancia para pararse justo a su lado.


 


 


 


Ya que ahora estaban tan cerca el uno del otro, y como Mer había ido a uno de los vestidores para cambiarse de ropa, Sienna pensó en aprovechar la oportunidad para armarse de valor y envolver sus brazos alrededor de los de Eugene; pero cuando Sienna trató de hacerlo, su pecho comenzó a latir con fuerza, y parecía que su cuerpo no se movía de la manera que quería…


 


 


 


—¿Por qué estás actuando tan tímida? — cuestionó Eugene.


 


 


 


Sienna tartamudeó: —¿D-de qué estás hablando? —


 


 


 


—De cosas como lo de ahora— se burló Eugene.


 


 


 


Luego, con una expresión indiferente, Eugene agarró la mano de Sienna.


 


 


 


De hecho, el corazón de Eugene no estaba tan tranquilo como su expresión lo hacía parecer. Al igual que Sienna, Eugene también se sintió avergonzado al intentar tal cosa, sabiendo bien que tales acciones realmente no parecían propias de él.


 


 


 


“Gané”, pensó Sienna para sí misma alegremente.


 


 


 


Independientemente de las intenciones detrás de su gesto, Sienna estaba encantada de que Eugene se hubiera acercado primero para tomar su mano. Mientras celebraba el sentimiento de victoria, Sienna miró los regalos para Anise y Kristina que acababan de llamar su atención.


 


 


 


“Está bien. Si se trata de regalos como esos, me parece bien darles todos los que quieran”, admitió Sienna con generosidad.


 


 


 


Después de guardar las bolsas de compras que habían llenado sus manos en sus capas, los tres comenzaron a recorrer las calles una vez más. Dado que pasaron por una cafetería, entraron casualmente y disfrutaron de una taza de té antes de salir. Luego pasaron el resto de su tiempo mirando cada tienda que les llamó la atención, una por una.


 


 


 


Después de deambular así durante bastante tiempo, el sol que flotaba en lo alto del cielo comenzaba a ocultarse. Incluso Mer, que había estado agarrando sus manos y balanceándose felizmente todo este tiempo, parecía haberse cansado y terminó ocupando su lugar habitual dentro de la capa de Eugene.


 


 


 


—¿Deberíamos regresar lentamente? — propuso Eugene.


 


 


 


—Mientras estén dispuestos a dejarnos ir tranquilamente— respondió Sienna con una sonrisa.


 


 


 


Los observadores de la Orden de Caballeros del Dragón Blanco seguían mirando los movimientos de Eugene y Sienna desde la distancia. Eugene consideró simplemente regresar a través del portal, pero luego cambió de opinión y caminó hacia sus observadores.


 


 


 


—La próxima vez que queramos hacer algo como esto, parece que tendremos que disfrazarnos un poco. Puede que sea demasiado tarde para decir esto, pero siento que mi cabello púrpura es demasiado llamativo— admitió Sienna.


 


 


 


Eugene se compadeció: —Eso también se aplica a mi cabello—


 


 


 


Eugene también pensó que sería mejor cambiar ligeramente el color de su cabello la próxima vez que salieran para evitar atención innecesaria.


 


 


 


—¿Cómo crees que me quedaría el cabello rubio? — preguntó Sienna.


 


 


 


—¿No es ese un color demasiado común? — Eugene frunció el ceño.


 


 


 


—Quiero elegirlo porque es muy común— explicó Sienna con una sonrisa mientras se echaba hacia atrás un poco de su cabello púrpura.


 


 


 


Rubia, hmm, rubia dices. Después de intentar imaginar cómo se vería Sienna con el cabello rubio, Eugene se decidió y asintió.


 


 


 


—Bueno, creo que te verías bien— dijo bruscamente.


 


 


 


Eugene realmente pensó que no importaba el look que Sienna eligiera, ella se vería bien con cualquiera. Sin embargo, si Sienna lo escuchara decir tal cosa, definitivamente actuaría molestamente engreída, por lo que Eugene no permitió que ese pensamiento escapara de sus labios.


 


 


 


Cuando Eugene se acercó a ellos, los tres Caballeros del Dragón Blanco parecían tensos.


 


 


 


Esta persona es Eugene Lionheart. Sus habilidades por sí solas son suficientes para ponerlos nerviosos, pero su tensión se debe principalmente a su famoso temperamento, el cual es volátil y violento. Esto es especialmente cierto ya que los Caballeros del Dragón Blanco también habían participado en la Marcha de los Caballeros, donde fueron testigos de primera mano de cómo este intrépido joven blandió su espada contra la Espada del Encarcelamiento, el Duque Gavid Lindman.


 


 


 


—Realmente han trabajado duro hoy— comentó Eugene.


 


 


 


Pero no importa cuán desagradable pueda ser su personalidad, él no sería lo suficientemente malo como para que simplemente se acercara y los abofeteara, ¿verdad? Al ver la sonrisa en el rostro de Eugene, los caballeros tragaron saliva por los nervios.


 


 


 


Su sonrisa no hizo nada para aliviar su tensión. Naturalmente, esto se debe a que también podían ver a Sienna de pie detrás de la espalda de Eugene.


 


 


 


Finalmente, uno de los caballeros habló: —Soy Fahlen de la Segunda División de los Caballeros del Dragón Blanco. Lord Eugene Lionheart, Sabia Sienna, es un honor conocerlos—


 


 


 


No fue solo Fahlen, los otros dos caballeros también pertenecen a la Segunda División de los Caballeros del Dragón Blanco.


 


 


 


Eugene reflexionó: “La Segunda División, eh…”


 


 


 


Eugene recordó el combate amistoso contra los Caballeros del Dragón Blanco en el que participó una vez.


 


 


 


La Segunda División… Eugene tenía algún recuerdo de ellos. Después de derrotar a Eboldt Magius, el Capitán de la Cuarta División, dos caballeros habían sido particularmente obvios con su manera de observar a Eugene.


 


 


 


Habían sido el Capitán de la Primera División, Karian De'Arc, y el Capitán de la Segunda División, Derry De'Arc.


 


 


 


Mientras recordaba el rostro bronceado del hermano menor, Eugene dijo: —¿Por qué razón nos han estado espiando? ¿Será realmente que el Capitán de la Segunda División les ha dado la orden de hacerlo porque me guarda rencor? —


 


 


 


Fahlen se sorprendió: —¿Eh? —


 


 


 


Eugene aclaró: —Estoy hablando del Capitán de la Segunda División, Lord Derry De’Arc. ¿Creo que me guarda algo de rencor? —


 


 


 


Esta era la verdad. Durante la competencia amistosa que había tenido lugar hace no mucho tiempo, no solo un Capitán de los Caballeros del Dragón Blanco había sido derrotado por un joven de 20 años, sino que casi la mitad de los caballeros que habían participado en esa competencia amistosa también habían sido derrotados por Eugene.


 


 


 


Aunque Eugene no había hecho nada lo suficientemente malo como para que tuviera que ser reprendido por ello, después de esa competencia amistosa, los gemelos que sirven como Capitanes de los Caballeros del Dragón Blanco se habían quedado con el deseo de enseñarle a ese joven león del Clan Lionheart una lección.


 


 


 


Fahlen tartamudeo: —E-ese… no es el caso—


 


 


 


—La razón por la que estamos monitoreando a Lord Eugene y Lady Sienna se debe a la voluntad de nuestro Emperador— explicó otro caballero.


 


 


 


El Emperador. En el momento en que se dijo el título en voz alta, Eugene no pudo evitar chasquear la lengua.


 


 


 


“Parece que no puedo simplemente ignorar esto”


 


 


 


Bueno, incluso si a él realmente no le gustaba que lo molestaran así, el Emperador es alguien con quien Eugene habría terminado reuniéndose en unos pocos días de todos modos.


 


 


 


—Vámonos— dijo Eugene abruptamente.


 


 


 


Los caballeros estaban confundidos: —¿Eh? —


 


 


 


—¿No ha enviado Su Majestad varias veces un mensaje de que le gustaría reunirse conmigo? Vamos a encontrarnos con él de inmediato— declaró Eugene.


 


 


 


La decisión de Eugene tenía muchas razones detrás.


 


 


 


Basta con solo mirar la hora actual. El sol ya comenzaba a ocultarse. Si tuviera que partir hacia el Palacio Imperial de inmediato, llegaría justo a tiempo para cenar con el Emperador. Luego, después de la cena, ya habría anochecido. Una vez que se haya hecho tan tarde, Eugene podía excusarse y marcharse diciendo: “Es tarde, así que me temo que tengo que irme ahora”


 


 


 


“Es mejor visitarlo a una hora tardía como esta que esperar para verlo en las primeras horas del día la próxima vez que me invite”, pensó Eugene.


 


 


 


Eugene también tenía curiosidad sobre qué tipo de comida cenaría un Emperador. 


 


 

Capítulo 327: Regreso (6)

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