Capitulo 90

Subiendo de nivel junto a los dioses (Novela)

Capítulo 90


Los nombres de los hermanos gigantes eran Buar y Nwiar. Buar era el hermano mayor de Nwiar y tenía una personalidad más ruda. Nwiar era más dócil en comparación, pero también tenía la guardia alta.

Su respuesta a la petición de Yuwon fue un firme “No”.

— ¿Cuánto tiempo vas a seguirnos?—

Yuwon siguió a los dos dando vueltas por el callejón trasero.

Este juego había durado horas.

— Estoy seguro de que al final volverás con tu gente — respondió Yuwon.

— Vamos a perderte antes de eso — le dijo Buar.

— ¿Pensé que no ibas a luchar contra mí?—

Buar estaba molesto. ¿Cómo puede alguien ser tan molesto?

— ¿O es que eres incapaz de luchar? — siguió Yuwon.

— Puedo luchar — dijo Buar con amargura.

— Hermano mayor — Nwiar detuvo a Buar. Le preocupaba que terminara por explotar y lanzara un puñetazo.

Buar resopló un poco, mirando a Yuwon, antes de girar la cabeza y seguir caminando.

“Se está conteniendo”, observó Yuwon.

Los gigantes eran fuertes por naturaleza, pero por desgracia tenían muchos enemigos.

Con el Olimpo y Asgard, dos de los gremios más importantes de la Torre, como enemigos, los Gigantes siempre tenían que vigilar sus acciones. Si causaban algún problema, el Olimpo tendría una excusa fácil para exterminarlos alegando que los Gigantes eran peligrosos.

“Es joven pero bastante maduro.”

Los dos hermanos eran grandes para su edad.

Estaban en una edad en la que podrían tener problemas para controlar sus emociones, sin embargo, Buar solo gruñía mientras Nwiar trataba de fingir que no se preocupaba por Yuwon.

— ¿Qué tengo que hacer para que me ayuden?—

— El Anciano no se reúne con cualquiera. Vete.—

— No soy cualquiera.—

— Todos los humanos son iguales. Eso es lo que nos enseñaron.—

Tenían una profunda desconfianza hacia los humanos.—

Esta era una creencia unificada entre los Gigantes debido al largo dolor que habían sufrido a manos de los humanos.—

— Así que vete a la mierda antes de que termines lastimado. Como has dicho, si quisiéramos, podríamos aplastar fácilmente a una horda de tipos como tú — amenazó Buar.

Era uno de los Gigantes que no solo no confiaba en los humanos, sino que los despreciaba.

Yuwon no iba a llegar a ninguna parte solo con palabras.

— ¿Es eso cierto? Pues entonces... — Yuwon habló, decidiendo que tenía que ser más asertivo— ¿Solo tengo que golpearte?—

— ¿Tú? ¿Golpearme? Dudo que un escuálido bastardo como tú tenga la fuerza para hacerlo.—

— Eres bienvenido a probar esa teoría — se burló Yuwon, extendiendo su mano.

Buar comenzó a extender su mano también, mientras los dos se miraban fijamente.

Nwiar observó en silencio, porque se dio cuenta de que los dos no iban a luchar todavía.

A pesar de tener una mano mucho más grande, Buar se sorprendió cuando agarró la mano de Yuwon.

“¿Qué es esto?”, pensó Buar.

La fuerza de agarre de Yuwon era impresionante, capaz de aguantar a un Gigante.

Apenas se habían agarrado de la mano, pero Buar entendía ahora por qué Yuwon se comportaba de forma tan arrogante.

“He oído su nombre varias veces... pero ¿cuál es su fuerza?”, se preguntaba.

Buar también era un jugador, así que estaba familiarizado con Yuwon.

Empezó a sentirse competitivo. Su orgullo no le permitiría perder contra un jugador que acababa de llegar al 20° piso.

— Entonces empecemos...—

— ¡Espera, hermano mayor! — Nwiar intervino.

Buar miró a su hermana, molesto por la interrupción.

— No te preocupes. No vamos a pelear. Solo vamos a hacer un pulso amistoso — explicó Buar.

— Ya lo veo, pero esto es urgente.—

— ¿Qué es?—

— Es un mensaje del Anciano Urpha.—

Las palabras de Nwiar hicieron que Buar soltara inmediatamente la mano de Yuwon. El interés de Yuwon también aumentó ante la mención de la persona que había estado buscando.

— ¿Le enviaste un mensaje? — preguntó Buar.

— Sí. Pensé que al menos debía hacerle saber lo que está pasando — dijo Nwiar.

— ¿Y qué dijo?—

— Bueno...— Nwiar dijo tímidamente, girando la cabeza hacia Yuwon— . El Anciano te está buscando.—

* * *

Yuwon siguió a Buar y Nwiar.

Durante toda la caminata, Buar parecía infeliz.

— ¿Qué quiere el Anciano con un tipo como él?—

— Es bastante famoso.—

— Pero sigue siendo un humano. Por no hablar de que ni siquiera es un Ranker ni nada parecido — dijo Buar mientras miraba a Yuwon— . Pero más que nada, ¿no es raro que conozca al Anciano?—

Urpha era uno de los Gigantes más viejos. No era viejo ni estaba enfermo, pero había estado vivo mucho antes de los días de la Gigantomaquia, aunque no participó directamente en ella. Y no se sabía nada de su paradero.

— Seguro que el Anciano tiene sus razones.—

— Hmph...—

Como fue el propio Urpha quien llamó a Yuwon, los dos no tuvieron más remedio que guiarlo por el bosque. Era el único bosque del 20° piso, un lugar conocido como el Bosque de los Gigantes.

Buar silbó con fuerza con sus dedos en cuanto llegaron al bosque.

Al cabo de un momento, el suelo retumbó y apareció una manada de bestias.

— ¡Guau, guau!—

— ¡Guau!—

Era una manada de cinco lobos, pero no eran lobos ordinarios.

“Lobos Gigantes.”

Los Lobos Gigantes eran bestias gigantescas que medían más de dos metros de altura y diez de largo, y su presencia era la forma en que este bosque se había ganado su apodo.

Los animales que residían en el Bosque Gigante eran desde unas pocas veces hasta docenas de veces más grandes que sus homólogos normales.

Los lobos gruñían y ladraban.

— Desde ya les doy las gracias — Buar hizo una señal con la mano y algunos de los lobos se volvieron dóciles y se agacharon.

Buar y Nwiar se pusieron encima de dos de los lobos, pero los otros lobos seguían en alerta contra Yuwon.

— Grrrrrr-

Miraron a Yuwon con la guardia en alto.

Buar les dijo a los lobos que estaban enseñando los colmillos:

— Basta, no es comida.—

— Abajo — indicó Yuwon a los lobos que lo miraban.

En un instante, los lobos que miraban a Yuwon bajaron sus cuerpos.

Los Lobos Gigantes bajaron sus colas, e incluso dejaron de mostrar sus colmillos y garras. Parecían haber perdido las ganas de luchar, asustados por Yuwon.

“¿Qué...?”, pensó Buar, sintiéndose azotado.

Los ojos de Yuwon se habían vuelto rojos, por lo que Buar pudo saber que estaba utilizando algún tipo de habilidad especial. Pero seguía sin poder creer que Yuwon fuera capaz de dominar a los Lobos Gigantes solo con su mirada.

“¿Es una habilidad de alucinación? ¿O tal vez una habilidad de domesticación de un druida?”

Sea cual sea el caso, estaba claro que los Lobos Gigantes se habían rendido ante Yuwon.

El Bosque de los Gigantes del 20° piso era una zona prohibida. Tenía un terreno de caza que era peligroso para un jugador de ese nivel. De hecho, ese era el caso incluso para los jugadores de pisos mucho más altos.

Incluso Buar, un Gigante, tuvo dificultades para domar a su Lobo Gigante.

— ¿Qué has hecho? — preguntó Buar.

Yuwon respondió mientras acariciaba a un Lobo Gigante con una mano.

— Estos tipos son muy listos — Giró la cabeza para mirar a Buar y continuó— : A diferencia de alguien.—

— ¿Qué? — Buar se quedó atónito.

— Encontramos un transporte, así que ya vámonos — dijo Yuwon mientras saltaba a la espalda de un Lobo Gigante.

Buar se enfadó, pero se contuvo y ordenó a su lobo dándole una palmadita en el lomo:

— Vamos.—

— ¡Guau, guau!—

El Lobo Gigante comenzó a correr hacia adelante. Buar giró la cabeza hacia atrás y vio que el Lobo Gigante que montaba Yuwon le seguía el ritmo.

Yuwon y Buar se miraron fijamente, sin evitar las miradas del otro. Buar sintió que le hervía la sangre.

“Quiero luchar contra él”, pensó.

Al haber nacido Gigante, estaba lleno de recuerdos de jugadores que se peleaban con él, pero ni una sola vez consideró a ninguno de ellos un verdadero oponente. Era como ver ladrar a un pequeño chihuahua. Les dejabas ladrar e incluso morderte a veces porque eran inofensivos.

Buar vivió toda su vida conteniéndose, diciéndose a sí mismo que no debía luchar. Sin embargo, por alguna razón, no podía hacer eso con Yuwon.

Hacía tiempo que no sentía un deseo tan grande de ganar.

— Hermano mayor — dijo Nwiar, habiéndose dado cuenta de lo que Buar estaba pensando— . No puedes.—

Su tono firme hizo que Buar volviera a girar la cabeza hacia delante.

— Lo sé.—

Durante el resto del viaje, Buar utilizó ese tiempo para calmarse.

Al final, llegaron a un gran árbol.

— Este es el lugar — dijo Buar mientras se bajaba del Lobo Gigante.

Nwiar le siguió la corriente y también desmontó su lobo.

Yuwon miró el enorme árbol que se extendía hasta las nubes.

“Adán”, pensó Yuwon.

— ¿Qué te parece? ¿No es increíble? — dijo Buar con orgullo— . Es un árbol que nunca se quema ni se cae. Los ancianos lo llaman una rama del Árbol del Mundo, pero no sé mucho sobre eso.—

Esto era algo que Yuwon ya sabía porque Adán era famoso entre los Rankers. Como el árbol donde se dice que nació el primer Gigante, Adán era un tesoro de los Gigantes.

“Un árbol que nunca se quema...”, Yuwon reflexionó sobre esa afirmación.

Podía recordar claramente que Adán se quemó durante la segunda Gigantomaquia. Y no solo el árbol, sino que todo el Bosque de los Gigantes había quedado reducido a la nada.

— ¿Qué estás haciendo? Baja de una vez — apuró Buar a Yuwon.

Tras contemplar el paisaje, Yuwon se bajó y siguió a Buar hasta un gran túnel cercano a las raíces del árbol.

— Será mejor que empieces a vigilar cómo actúas a partir de ahora — le advirtió Buar a Yuwon.

Unos fuertes pasos resonaron fuera del túnel.

— Si no tienes cuidado, podrías morir pisoteado.

Yuwon asintió con la cabeza ante la advertencia de Buar.

Después de la Gigantomaquia, la opinión de los Gigantes sobre los humanos tocó fondo. Les enseñaron a evitar los problemas y las peleas por la seguridad de su especie, pero existían excepciones, y no todos los Gigantes se comportaban bien como Buar y Nwiar.

— Sígueme.—

No había luz natural bajo el árbol, pero había cristales brillantes incrustados por todo el lugar, iluminando el interior tan brillante como el día.

Este era el hogar de los Gigantes.

— ¿Qué es eso?—

— ¿Un humano?—

— Están con Buar y Nwiar.—

— ¿Es un invitado?—

— De ninguna manera. ¿Un invitado humano?—

Todos los Gigantes que pasaron susurraban mientras miraban a Yuwon.

La mayoría de ellos tenían poderes cercanos a los de un Ranker. Y cada uno de ellos estaba en guardia contra Yuwon.

— Ignóralos — susurró Nwiar en voz baja a Yuwon— . Eres un invitado del Anciano, así que no tienes nada que temer.—

Sería natural que cualquiera tuviera miedo en esta situación. Había entrado en una guarida de Gigantes, y no había ningún Gigante que diera la bienvenida a un humano con las circunstancias actuales.

— Oye, Buar — se acercó a ellos un Gigante que parecía tener la edad de los dos hermanos.

Tenía los hombros anchos y los ojos afilados.

— ¿Cuándo volviste? — le preguntó el Gigante a Buar.

— Ahora — respondió mientras se ponía delante de Yuwon.

Era como si intentara ocultar a Yuwon con su tamaño.

— ¿Qué tal la subida a la Torre? He oído que has subido bastante alto — le preguntó con una cara sonriente.

— Estoy en el 49° piso ahora.—

— Eso fue muy rápido. ¿Has vuelto para descansar?—

— Sí, y para saludar a los Ancianos.—

— ¿De verdad?—

La conversación hasta ahora parecía una mera formalidad.

El Gigante entonces asomó la cabeza alrededor de Buar y miró con odio a Yuwon.

— Ahora... ¿Qué pasa con esta hormiga?—

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