Capítulo 393: Triunfo (7)

Maldita reencarnación (Novela)

Capítulo 393: Triunfo (7)


 


El clima de las numerosas islas de Shimuin era cálido durante todo el año. La nación era famosa por sus festividades, como el Coliseo y los festivales callejeros. El mar esmeralda que la rodeaba resplandecía de belleza. Independientemente de la costa que uno visitara, bañistas y turistas cubrían la arena.


 


Mientras que islas como Shedor y Larupa eran bulliciosas debido a la gran cantidad de gente, se podían encontrar islas tranquilas y pintorescas a un corto trayecto en barco. Estas islas solían albergar las mansiones de los ricos o se convertían en lujosos complejos turísticos frecuentados por los recién casados.


 


El atuendo de Noir Giabella, la Reina de los Demonios Nocturnos, parecía coincidir con tales islas.


 


Se encontraba en una playa abarrotada de gente. Aunque todos los demás llevaran bañador y estuvieran inmersos en actividades playeras, todas las miradas seguían puestas en esta impresionante mujer. Podía ser una novia que se preparaba rigurosamente para su novio o una superestrella que paseaba por una tranquila playa privada.


 


En cualquier caso, significaba que se había puesto un bañador.


 


Su piel pálida contrastaba con el bikini negro que llevaba. Los tirantes ligeramente sueltos del bikini se balanceaban como la cola de Noir. Cada paso que daba parecía una pasarela hecha a su medida.


 


Noir entró con confianza en el recinto con un paso perfecto de modelo.


 


— ¡Sorpresa! — dijo, radiante y presentándose con confianza. Miles de miradas se volvieron hacia ella.


 


Los presentes tardaron un buen rato en darse cuenta de la situación. Las puertas del castillo se habían abierto de la nada, y una mujer en bikini acababa de entrar audazmente…


 


No era algo que se pudiera ignorar fácilmente.


 


La mujer no era otra que Noir Giabella, la Reina de los Demonios Nocturnos, y estaba presente en su verdadera forma. Además, a diferencia de cuando Eugene la había encontrado en el Castillo del Dragón Demonio, Noir ahora exudaba un aura característica de un demonio nocturno.


 


Un demonio nocturno, también conocido como súcubo, tenía la capacidad innata de hechizar a los humanos. Incluso un demonio nocturno de nivel inferior podía cautivar a un humano sin esfuerzo. Por ello, la presencia de la reina, el pináculo de su especie, resultó en un rápido dominio del salón.


 


Sin embargo, muchos de los presentes en la sala distaban mucho de ser corrientes. Mientras los camareros se detuvieron de repente, sonrojándose y jadeando, los invitados de élite recuperaban rápidamente la compostura tras unas cuantas respiraciones apresuradas. Al fin y al cabo, todos eran representantes de sus respectivas naciones.


 


Sin embargo, su rápida recuperación fue un gesto de la misericordia de Noir.


 


Incluso sin haber asumido oficialmente el título de Rey Demonio, su aura superaba a la de un súcubo. Tenía poder más que suficiente para rivalizar con un Rey Demonio. Si Noir decidía desatar toda su aura, incluso a los mejores caballeros de élite les habría resultado imposible mantener la calma. Podría haber incapacitado fácilmente a la mitad de los asistentes con su mera presencia, y si hubiera utilizado el Ojo Demoníaco de la Ilusión, habría causado una aniquilación sin ningún esfuerzo, como si estuviera pisoteando hormigas.


 


Sin embargo, no estaba aquí para una masacre ni para cautivar a todo el mundo.


 


— ¿Sorprendidos? — preguntó con una sonrisa burlona.


 


Se había formado un círculo de contención a su alrededor incluso antes de que formulara la pregunta. Los miles que había en el salón la habían rodeado. Los caballeros tenían sus armas desenvainadas. Cabe destacar a los caballeros sagrados, que la apuntaban directamente desde el frente.


 


— A las chicas no suelen gustarles los hombres que son demasiado rápidos. — comentó Noir.


 


Ladeó la cabeza y levantó la mirada para ver al Cruzado Raphael. El fiel paladín estaba en el aire con su gran espada desenvainada, lo cual había hecho al divisar a Noir antes de cargar contra ella.


 


La esperanza de Raphael de partir en dos a Noir no sucedió. Su poder divino, adquirido con devoción, y la resistencia que albergaba su joven cuerpo perdieron todo sentido ante las ataduras mágicas de Noir.


 


— La próxima vez, acércate a una dama despacio, con paciencia, y… cuando la abordes, sé más gentil. — bromeó Noir, con sus ojos bailando con picardía. — Aunque, dada tu estatura, puede que te cueste abordar. —


 


El cuerpo de Raphael se movió al compás de su mirada. Sin embargo, no fue arrojado ni golpeado contra una pared lejana. En su lugar, Noir lo dejó suavemente en el suelo.


 


— ¡Maldita puta…! — espetó Raphael a través de sus dientes apretados.


 


Este trato, junto a sus comentarios anteriores, fue suficiente para hacer hervir la sangre de Raphael. Cuando se disponía a cargar de nuevo contra Noir, una mano le agarró el hombro por detrás.


 


— Sigues siendo tan impulsivo. — refunfuñó Eugene, tirando de Raphael hacia atrás.


 


Si el que lo retenía hubiera sido un pontífice, Raphael podría haber hecho caso omiso de la intervención. Pero al darse cuenta de que era Eugene, contuvo inmediatamente su furia. Para Raphael, un devoto cruzado de Yuras, cada palabra e intención de Eugene -el Héroe- era como si fuera pronunciada por la mismísima Luz divina.


 


“Maldita puta.” pensó Eugene con el ceño fruncido mientras miraba a Noir.


 


La había visto por última vez en la región del Mar de Solgalta hacía apenas unas semanas. No esperaba que apareciera por aquí, y mucho menos en su verdadera forma.


 


“¿Está tan segura de sí misma?” se preguntó Eugene.


 


Si utilizara todos los recursos disponibles aquí, ¿podría matar a Noir?


 


Matarla fuera de su reino podría ser más fácil que matarla después de entrar en sus dominios. Sin embargo, enfrentarse a Noir aquí no sería nada fácil. Incluso si la atacaran ahora mismo, habría menos de diez supervivientes aunque ganaran.


 


— Tsk. — Eugene chasqueó la lengua mientras miraba al demonio que estaba detrás de Noir. ¿Diez supervivientes? No, todos ellos serían aniquilados si atacaran ahora mismo. Si Noir hubiera usado una puerta warp, habrían avisado con antelación de su llegada.


 


“Y yo que me preguntaba si había venido volando desde Helmuth.” pensó Eugene irritado.


 


Lo mismo había ocurrido durante la Marcha de los Caballeros. La Niebla Negra había aparecido en Lehainjar sin utilizar una puerta warp.


 


Todo era debido a la Espada del Encarcelamiento, Gavid Lindman. Su Ojo Demoníaco de la Gloria Eterna le concedía la autoridad para ejercer los poderes del Rey Demonio del Encarcelamiento. Como tal, le permitía teletransportarse, al igual que el Rey Demonio del Encarcelamiento podría.


 


— Duquesa Giabella. — comenzó Gavid, curvando los labios, — ¿No te lo advertí? Le dije que irrumpir sin invitación generaría hostilidad. Por eso dije que debíamos entrar correctamente, con respeto. —


 


Aunque estaba amonestando a Noir, su mirada estaba fija en Eugene. Aquellos ojos manchados de tinta le miraban fijamente.


 


— Tal vez usted no lo entienda, Duque Lindman. Mostrar una apariencia tan juguetona y tradicional es mejor para tranquilizar a todo el mundo. — dijo Noir con una risita mientras se echaba el pelo hacia atrás. Balanceó exageradamente su cuerpo, llamando la atención sobre su amplio pecho. Y continuó, — Todos pueden ver claramente que, a diferencia de ti, con tu expresión sombría, yo parezco como alguien que está aquí para disfrutar del hermoso mar, las grandes festividades y los dulces encuentros. ¿No es cierto? —


 


Gavid no se dignó responder a sus tonterías. Sus ojos ensombrecidos permanecieron fijos en Eugene, que respondió a la intensa mirada sin inmutarse.


 


— ¿Qué estás mirando? — Por otra parte, Eugene no se limitó a mirar. Él hablo, con una voz despectiva.


 


Gavid no respondió, pero contuvo su ira. Al igual que Noir no había venido para derramar sangre, Gavid tampoco. Dio un paso atrás conteniendo su furia, aunque su frustración era evidente.


 


— En primer lugar, me disculpo… — comenzó, sus palabras no iban dirigidas a Eugene, sino a los “humanos” que aún mantenían su formación. Su tensión era evidente, como si estuvieran al borde de un conflicto explosivo.


 


— Por llegar sin avisar, por abrir las puertas del castillo sin permiso, por interrumpir el festival… — Pero Gavid no pudo terminar la frase debido a una brusca interrupción.


 


— Al menos lo sabes. — intervino Eugene.


 


Gavid entrecerró los ojos antes de decir, — … Entiendo… sus preocupaciones. También sé que no están aquí sólo para “celebraciones”. —


 


— Si lo entiendes, sólo dilo. — dijo Eugene sin rodeos.


 


Gavid respiró hondo mientras apretaba los puños y miraba a Eugene.


 


Una parte de él deseaba aplastar la cara del insolente humano contra el suelo, pero no podía. Hacerlo iría en contra de los deseos del Rey Demonio del Encarcelamiento. Y, por lo tanto, Gavid tenía prohibido tocar a ese humano. Por desgracia para Gavid, Eugene era muy consciente de este hecho también.


 


Apenas unas semanas antes, se había reunido con el Rey Demonio del Encarcelamiento en las profundidades del abismo oceánico. Su intercambio proporcionó a Eugene respuestas claras. Mientras Eugene no se volviera hacia Babel, no habría guerra entre ellos.


 


“De todos los demonios, eres tú. Bastardo, nunca irás en contra de los deseos del Rey Demonio y me harás daño.” pensó Eugene con una sonrisa mental.


 


Y así, Eugene podía seguir irritando a Gavid con confianza.


 


— ¿No vas a hablar? — se burló Eugene.


 


— ¿Qué te da tanta confianza…? — preguntó Gavid molesto.


 


— Confío en tu Rey Demonio. — respondió Eugene arrogantemente.


 


Esa respuesta rompió la compostura de Gavid, haciéndole apretar los dientes con tanta fuerza que se hicieron añicos. Temblaba de rabia mientras miraba fijamente a Eugene, y luego se dio la vuelta, sin querer continuar más. Pasando una mano por su regenerada mandíbula, Gavid finalmente habló, — …Tengo un mensaje del Rey Demonio del Encarcelamiento. —


 


Gavid dirigió su mirada a otras dos figuras: el Emperador de Kiehl y el Papa de Yuras, los dos humanos más influyentes del continente, exceptuando Helmuth.


 


— Su Majestad, el Rey Demonio del Encarcelamiento, desea que no asocien las travesuras del Rey Demonio de la Furia con Helmuth. — declaró Gavid, causando una onda de conmoción entre los oyentes.


 


Sin embargo, ignoró los murmullos mientras continuó, — Sin embargo, no negará la conexión entre las acciones de la Elfa Oscura Iris y sus orígenes en Helmuth. Aunque fue derrotada y desterrada durante la guerra de dominios, ella es un demonio, y sus raíces en Helmuth son innegables. Por lo tanto, Su Majestad, el Rey Demonio del Encarcelamiento, siente cierta responsabilidad. —


 


Eugene frunció el ceño, tratando de descifrar el juego de Gavid. ¿Qué intención había detrás de esas palabras? ¿Qué intentaba?


 


— Como tal… Helmuth asumirá la responsabilidad y ofrecerá una compensación ética. — prosiguió Gavid.


 


— ¿Compensación, dices? ¿Te refieres acaso a una reparación monetaria? — preguntó el emperador tras aclararse la garganta.


 


Gavid rió por lo bajo antes de responder, — ¿Reparación monetaria? Eso no. —


 


— ¿Entonces qué exactamente…? — preguntó el Emperador Straut II.


 


— Como he dicho, — la voz de Gavid adquirió tono tenso, — una compensación ética. Para ser sincero, no lo encuentro del todo justificado. Iris fue desterrada de Helmuth antes de convertirse en Rey Demonio. ¿No fue este reino el que descuidó su ascenso al poder? —


 


Lanzó una mirada despectiva al Rey Oseris, sus ojos brillaban con señal de burla.


 


— Pero… — continuó Gavid con una sonrisa burlona, — a diferencia de mí, Su Majestad, el Rey Demonio del Encarcelamiento, es verdaderamente misericordioso. Escucha con atención, Rey Oseris. —


 


Oseris se encogió visiblemente bajo la mirada de Gavid, su cuerpo tembló ligeramente.


 


Disfrutando de la incomodidad del rey, Gavid continuó, — Su Majestad, el Rey Demonio del Encarcelamiento, decretó que cualquier humano que haya sido herido, directa o indirectamente, por Iris y sus piratas puede emigrar a Helmuth sin ningún trámite. Pueden convertirse en residentes sin pagar una sola moneda. —


 


Oseris se quedó boquiabierto ante las palabras de Gavid.


 


Gavid continuó, — Por supuesto, que no hayan pagado la tasa de inmigración no significa que vayan a ser discriminados. Helmuth nunca discriminará ni perseguirá a los inmigrantes. —


 


— ¿De qué… hablas? — tartamudeó el rey Oseris.


 


— Ah… Rey Oseris, ¿de qué estoy hablando? ¿De verdad me lo preguntas porque no lo sabes? Hiciste la vista gorda con Iris y los piratas, y como resultado, mucha gente fue herida y sufrió. Su Majestad está dispuesto a acoger a todos los que sufrieron en lugar de la inútil familia real y esta nación. —


 


El rostro de Oseris enrojeció de vergüenza, y los monarcas que lo rodeaban también pusieron expresiones rígidas.


 


El sistema de inmigración de Helmuth era famoso en todo el continente. Numerosas personas esperaban con impaciencia su turno para emigrar. Y ahora, aunque sólo fuera para las víctimas, ¡la oferta de trasladarse sin ningún trámite era asombrosa!


 


— Esta, — Gavid hizo una pausa, enfatizando cada palabra, — es la compensación prometida por Su Majestad, el Rey Demonio del Encarcelamiento. —


 


Del lado de Gavid, Noir dio un paso adelante mientras balanceaba su cola seductoramente. — Yo también he pensado en una recompensa. Después de todo, si lo piensan bien, los hechos ocurrieron porque derroté a Iris en la guerra territorial. Si la hubiera matado en lugar de desterrarla, no se habría convertido en pirata ni en Rey Demonio. —


 


A Eugene no le importaban las tonterías que estaba diciendo. Sin embargo, se abstuvo de interrumpir. En su lugar, esperó a la próxima habladuría de Noir.


 


— Mi compensación, — exclamó Noir alegremente, — ¡Es un pase gratis al Parque de Giabella! ¡Y monedas especiales! —


 


Con una sonrisa, levantó los brazos y, con un espectacular — ¡tachán! —, llovieron monedas rojas desde el espacio que había sobre su cabeza.


 


— Con estas monedas especiales, se puede acceder gratis a la mayoría de las instalaciones del Parque de Giabella, ¡sin hacer cola! También hay muchos otros privilegios especiales. — exclamó, con los ojos brillantes de picardía.


 


Cuando cesó la lluvia de monedas, con un movimiento de sus dedos, las monedas esparcidas por el suelo se juntaron formando una torre ordenada.


 


— Cualquier turista procedente de Shimuin puede conseguir estas monedas especiales en el Parque de Giabella. Ahora bien, se estarán preguntando para qué son estas monedas. — Con un guiño juguetón dirigido a los estupefactos caballeros, añadió, — ¡Estas fichas son para ustedes, nobles almas que se aventuraron a cruzar los mares, para honrar y proteger a nuestro Héroe, Eugene Lionheart! ¡Ahora, ahora, ahora! ¡No seáis tímidos! Tómenlas. Con una sola moneda, les espera toda una vida de experiencias incomparables en el Parque de Giabella, ¡donde todos sus anhelos pueden hacerse realidad! —


 


— ¿Has venido hasta aquí para esta tontería? — espetó Eugene, interrumpiéndola y dirigiendo una mirada feroz a Noir. Se le erizaron todos los pelos y sintió que un escalofrío la atravesaba. ¡Esos ojos!


 


“Ah, ¡esos ojos penetrantes!” pensó. Su intensidad se percibía mucho mejor en persona.


 


Sin inmutarse, lo miró con una brillante sonrisa. — Aunque Gavid y yo estamos aquí para ofrecer una compensación, tenemos un asunto más urgente entre manos. —


 


— ¿Qué asunto? — preguntó Eugene, manteniendo la mirada fija en Noir y Gavid.


 


Mantenía los sentidos alerta a los movimientos a su alrededor. Además, Sienna y Kristina se preparaban para cualquier posible conflicto, asegurándose de estar listas para responder de un momento a otro.


 


[No trajo refuerzos esta vez.], dijo Sienna tras observar más allá de las puertas del castillo.


 


A diferencia de la Marcha de Caballeros, Gavid no había invocado a la Niebla Negra. Sin embargo, era capaz de invocarlas en cualquier momento con el poder de su Ojo Demoníaco. Kristina y Anise lo sabían y prepararon una barrera divina.


 


Sin embargo, también conocían sus limitaciones. Por muy potente que fuera la barrera divina, no detendría a Gavid si decidía usar el poder de su Ojo Demoníaco. El poder del Rey Demonio podría anular incluso los poderes divinos de la Santa.


 


Pero si Gavid invocara a la Niebla Negra, tomarían represalias inmediatamente usando la barrera.


 


— Nuestra verdadera razón para venir aquí… — Noir se interrumpió, haciendo una pausa antes de empezar a cantar en un tono melódico, — Felicidades~ Felicidades~ —


 


Su voz resonó en la silenciosa sala, alabando la victoria de Eugene sobre el Rey Demonio.


 


— Felicidades por tu triunfo contra el Rey Demonio, querido Eugene Lionheart~ —


 


Gavid permaneció completamente inmóvil durante toda su actuación. Su mirada estaba clavada en Noir con una fijeza que no parpadeaba. En ese momento, Eugene sintió un extraño vínculo con Gavid, porque él también estaba mirando a Noir, igualmente perplejo.


 


— ¡Aplausos! — Ajena a su incredulidad compartida, Noir aplaudió con brillante entusiasmo.


 


— ¡Pide un deseo ahora! — le entregó un pastel gigante a Eugene. Había aparecido en sus manos antes de que alguien se diera cuenta, y una gruesa vela ardía en su centro. — ¡Piensa en el deseo de tu corazón y sopla la llama, Eugene! Pero que sepas que tienes que hacerlo de un soplido o si no… —


 


La paciencia de Eugene se había agotado. No iba a dejarla continuar.


 


¡Bam!


 


Con una rápida patada, envió el pastel volando directo a la cara de Noir.

Capítulo 393: Triunfo (7)

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