Capitulo 93

Me convertí en el jefe del primer piso (Novela)

Capítulo 93
El Patrón era uno de los sistemas que este mundo aplicaba. Había nueve colores distintos del Patrón, incluidos el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, negro, blanco, entre otros. Los nueve patrones amplificaban la capacidad de uno en función de sus puntos de mérito.
Adicionalmente, el mundo fue dividido en áreas y se les dio nombre por color, como la Zona Roja y la Zona Naranja, uno no podía proceder a esa área sin el Patrón correspondiente. Los retadores que hayan puesto un pie en esta área, Isocia, el piso 21, por primera vez no habría Patrones, pero podrían dirigirse a la primera ciudad de cada país al que llegaban porque esta ciudad era una zona sin color donde los patrones no eran necesarios.
“Ha sido un tiempo.”
Mientras que Lee Shin miraba a Merteng más allá de la puerta del castillo, viejos recuerdos vinieron a su mente, y antes de darse cuenta, los retadores también habían alcanzado la puerta del castillo. Cuando Lee Shin y los retadores se reunieron, el guardia en jefe posicionado en la puerta los saludó.
— Deben ser los calificados que acaban de llegar —, dijo el guardia en jefe.
— Sí, es correcto. Y esta persona aquí es Lee Shin. — El caballero que acompaño a los retadores todo el camino introdujo a Lee Shin al jefe guardia.
— ¡¿Qué?! ¿Él es ese Sr. Lee Shin? — El jefe guardia estaba sorprendido.
— Sí, así es. También, ¿Puedes ver a estos tipos? El Sr. Lee Shin los capturó tan pronto como llegó. — El caballero arrastró orgulloso a Kanoko y Kohei hacia adelante para que el guardia jefe lo viera.
— Em… ¿Quizá ustedes son los calificados? ¿Cómo llegaron aquí de todas maneras? — El guardia jefe preguntó.
— Parece que se colaron. Mira aquí, — dijo el caballero.
Los ojos del guardia jefe se abrieron de sorpresa al ver los Patrones en el cuello de Kanoko y la mano de Kohei.
— ¿Esta gente tiene Patrones Azules? ¿Estás diciendo que Sr. Lee Shin capturó a alguien con ese nivel de habilidad, así como el poder escabullirse por el borde? — El jefe guardia preguntó.
— Puedes apostar. El Sr. Lee Shin es realmente notable — respondió el caballero, quien se había convertido en un fan de Lee Shin después de ver su estatus divino en el Reino Demoniaco.
— ¡Dios mío! Me disculpo por el saludo tardío. Soy el guardia jefe Heron. — Heron, el guardia jefe, de pronto se presentó a sí mismo, y su actitud cambió… ahora sonaba muy formal.
— Hay que ponernos en marcha — dijo el caballero, mirando a Lee Shin.
Siguiendo la amable guía del caballero, Lee Shin y los retadores entraron al edificio.
— Los Calificados de Isocia se les proporcionaría un alojamiento independiente que tenemos preparado en nuestro país — el caballero explicó.
— Parece que esta ciudad se ha desarrollado bastante bien — Lee Shin dijo, un poco sorprendido por el estado de la ciudad.
— Es gracias a la ayuda de los individuos calificados que vinieron antes que tú — respondió el caballero.
Aunque había un gran grupo de cientos de retadores siguiendo al caballero, Lee Shin y los retadores notaron que estaban atrayendo más la atención de los ciudadanos.
— Es sorprendentemente tranquilo aquí, — uno de los retadores remarcó.
— Sí, ¿nosotros exageramos? — otro preguntó.
Los retadores caminaron alrededor como recién llegados en la ciudad. Una vez que llegaron al centro de la ciudad, el caballero resguardando el lugar los saludó y abrió la puerta para ellos.
— Dile a la gente dentro que el Sr. Lee Shin ha llegado — dijo el caballero que estaba liderando el camino para el grupo de Lee Shin.
— ¿En serio? ¿El Sr. Lee Shin del que hablamos? — preguntó el caballero que resguardaba la ciudad central.
— Sí, es correcto. Él es Lee Shin. La gente Calificada ha estado hablando de él. — dijo el caballero.
— ¡Muy bien! ¡Lo haré! — respondió el caballero que resguardaba la ciudad central.
Pasaron junto al caballero de la puerta interior y entraron. Un hombre que llevaba lentes y que tenía su largo pelo recogido en cola de caballo saludó a los retadores.
— Bienvenidos todos. Soy Leiden — dijo Leiden, presentándose él mismo.
— Él es el Ministro de Defensa — dijo el caballero que estaba parado detrás de Lee Shin.
Lee Shin ya lo sabía, pero pretendió no hacerlo.
— Mi nombre es Lee Shin — Lee Shin se presentó.
— ¡Oh mí! ¡Tú eres el Sr. Lee Shin! Hemos escuchado mucho de ti — dijo Leiden.
— Por casualidad, ¿esas personas siguen en Merteng? — Lee Shin preguntó a Leiden, pensando sobre Kim Kang-Chun y su grupo.
— No se encuentran ahí por el momento. Verás, estamos cortos de personal. — dijo Leiden.
Leiden el Ministro de Defensa, expresó su frustración con la falta de poder humano, pero Lee Shin no reaccionó a eso.
— Ajem… de todas formas, el Rey desea verte, Sr. Lee Shin — dijo Leiden, mirando a Lee Shin.
— Muy bien, vayamos. — Lee Shin respondió.
Leiden tomó solamente a Lee Shin con él y entraron al castillo, los demás retadores siguieron al caballero.
— Últimamente, el Rey ha estado más preocupado que nunca. Pero contigo aquí, el Rey se relajará un poco, al fin — Leiden dijo.
— He escuchado mucha plática sobre mí aquí — dijo Lee Shin.
— Es correcto. Los salvadores que han revivido Merteng suelen hablar de ti. Además, eres algo famoso, ¿no eres el Sr. Lee Shin? — preguntó Leiden.
— ¿Dónde están esos tipos? — preguntó Lee Shin a Leiden.
— Bueno, sobre eso… — Leiden tartamudeó.
Cuando Lee Shin hizo esa pregunta, Leiden no parecía estar cómodo.
— El Rey te dirá más sobre eso — dijo Leiden.
De repente, llegaron a la sala del Trono. Las magníficas puertas se abrieron revelando al Rey, sentado en su trono.
“Rey Adolf.”
Lee Shin estaba feliz de ver al Rey Adolf, incluso si se veía diferente a como lo hacía en la vida pasada de Lee Shin.
— Es un honor conocerlo, Su Majestad — dijo Lee Shin.
Arrodillándose en una pierna e inclinando su cabeza hacia el rey, Lee Shin se presentó a sí mismo de manera respetuosa y perfectamente ejecutada. El caballero comandante parado a un lado del Rey y el Ministro de Defensa, que vino con Lee Shin, estaban asombrados por el entendimiento de etiqueta de Lee Shin.
Generalmente, incluso aquellos a los que se refieren como calificados no entienden la etiqueta real; e incluso si han sido educados. No han seguido la etiqueta real. Sin embargo, Lee Shin ha mostrado una etiqueta perfecta desde que llegó, lo que causó que Adolf al principio se sorprendiera, pero después sonriera contento.
— Levántate. ¿Eres Lee Shin? — el Rey Adolf preguntó, mirando a Lee Shin.
— Sí, soy Lee Shin — Lee Shin respondió.
— Un gusto conocerte. Mi nombre es Adolf Gin de Merteis. Y, ¿por casualidad aprendiste la etiqueta real en algún lugar? — el Rey Adolf preguntó a Lee Shin.
— La aprendí antes de venir aquí porque pensé que podría ser necesaria — respondió Lee Shin.
— Ya veo. Los salvadores de Merteng hablaban de ti todo el tiempo — dijo el Rey Adolf.
Lee Shin ya lo esperaba, porque todos los que ha conocido aquí han reaccionado de la misma manera hasta el momento.
— Ya que estás aquí, ellos serán contactados pronto — dijo El Rey Adolf.
— Gracias — respondió Lee Shin.
— También escuché que has traído a los prisioneros. ¿Y que eran dos calificados con patrones azules? Eso es algo impresionante. ¿Tienes alguna recompensa en mente? — le preguntó el Rey Adolf a Lee Shin.
— No hay nada que quiera de momento. Pero, ¿me es posible hacérselo saber después? — Lee Shin le preguntó al Rey.
La petición de Lee Shin hizo que los oficiales alrededor se sintieran incómodos, pero el Rey Adolf se rio con el corazón y acepto la petición.
— Jajaja, claro. Házmelo saber cuando pienses en algo. —
— Gracias. —
— También, lamento molestarte cuando acabas de llegar, pero ¿te importaría si hago una petición? — el Rey Adolf preguntó a Lee Shin.
— Por favor, dígame, sea lo que sea. —
Lee Shin no esperaba que el Rey Adolf lo asignara a una misión justo después de llegar. Lee Shin podía decir que la situación del reino parecía peor de lo que creía, justo como Leiden mencionó antes.
— Escuché que un batallón desplegado al borde cerca de Tetir ha desaparecido. Te proveeré con poder militar, así que, ¿podrías investigar este asunto por mí? — El Rey Adolf preguntó a Lee Shin desesperado.
Tan pronto como el Rey Adolf dijo eso, Lee Shin abrió un mapa en su mente. El borde cerca de Tetir es adyacente a la Zona Roja y Naranja. Tan pronto como el batallón cruce a la Zona Naranja, sería imposible para Lee Shin investigarlo, porque Lee Shin solo tenía un patrón rojo por ahora.
Sin embargo, como si pudiera leer la mente de Lee Shin, Leiden habló fuerte al lado de Lee Shin.
— Entiendo tus preocupaciones, pero hemos perdido contacto con el batallón dentro de la Zona Roja. Además, su misión solo era dentro de la Zona Roja, así que no debieron haber ido a la Zona Naranja. — Explicó Leiden.
— Muy bien — respondió Lee Shin.
— Escuché que tú y los salvadores tienen una relación especial. ¿Es cierto? — continuo el Rey, quien tragó en seco.
— Es correcto — respondió Lee Shin.
— El Sr. Kim Kang-Chun y Ji Eun-Ju están cautivos en Tetir, Sr. Lee Shin — dijo Leiden.
Después de que dijo eso, los ojos de Lee Shin se abrieron por completo desde que había llegado aquí.
— Shin Ha-Neul y Kang Ji-Hoon están siendo tratados por sus heridas — Leiden añadió.
Con estos reportes continuos, la cabeza de Lee Shin se volvió borrosa. De una manera, esto era por Lee Shin. Por lo tanto, Lee Shin no podía estar tranquilo.
— Me encargaré de eso — respondió Lee Shin.
***
Kanoko llegó a la prisión subterránea de Merteng.
— Entra ahí — dijo un soldado.
— ¡Ah! — gritó Kanoko.
El soldado a cargo puso a Kanoko en la celda. Kanoko trató de escapar de las esposas, pero eventualmente, se cansó y cayó al piso, apoyándose contra la pared.
“Nunca pensé que esto pasaría tan pronto pusiera un pie en Merteng”
Mientras que Kanoko dejaba salir un gran suspiro y levantó su cabeza, ella vio una cara muy familiar en la celda opuesta. Un hombre que estaba recostado de una manera muy relajada, con ambas manos atadas, la estaba mirando.
— ¿Maestro… Inyuu Kogo…? — Kanoko estaba sorprendida de verlo aquí.
Con la voz de Kanoko, Inyuu Kogo, quien se estaba rascando las orejas, miró a Kanoko.
— ¿Huh…? ¿Eres tu Miura? — Inyuu Kogo preguntó, mirando a Kanoko.
Inyuu Kogo, quien se miraba desconcertado que Kanoko, se acercó a las barras y la miró fijamente.
— Oh hombre, esto es tan loco… ¡¿Por qué estás aquí? — Inyuu Kogo preguntó a Kanoko.
— Fui capturada — respondió Kanoko.
— Jah… ¿Cómo ocurrió? — Inyuu Kogo suspiró y preguntó.
Con una expresión desolada, Kanoko volteó al techo de la celda.
— Fui capturada por Lee Shin — dijo Kanoko.
— ¿Lee Shin…? ¿Lee Shin? ¿Ese Lee Shin que conozco…? — Inyuu Kogo no lo podía creer.
— Sí, ese Lee Shin. Esa monstruosa criatura — respondió Kanoko.
— ¿Está aquí? — Inyuu Kogo preguntó nervioso.
— Sí — respondió Kanoko.
— ¡Mierda! ¿Cómo ese bastardo? Es por el que estoy en este problema — dijo Inyuu Kogo.
En sí, WOFP fue formado como una alianza y como un cartel por Lee Shin. Como resultado, Inyuu Kogo fue enviado en una misión como parte de WOFP y fue capturado en Merteng.
— Bueno… no te ves tan mal, maestro. Pensé que serias un desperdicio después de ser tratado sin piedad y torturado — dijo Kanoko.
— No sé si estos tipos son de corazón frágil, pero, de cualquier manera, no me están tratando tan mal. — Inyuu Kogo se encogió de hombros sin entenderlo tampoco.
— Pero ¿supongo que no preguntaste por asilo político? — preguntó Kanoko.
— ¿Asilo? ¡Que estás diciendo! ¿Cómo abandonaría a mi país? — Inyuu Kogo respondió.
— Hmm… — Kanoko parecía estar perdida en sus pensamientos por las palabras de Inyuu Kogo.
Ella movió sus ojos y le hizo gestos a Kogo para que se acercara a las barras.
— ¿Qué pasa? — preguntó Inyuu Kogo.
— Hay algo que necesito decirte — dijo Kanoko.
Kanoko estaba hablando en voz baja como si se asegurara de que nadie escuchara la conversación, ignorando como Inyuu Kogo pensó que ella estaba siendo muy sensible desde que no había nadie cerca.
— Para ser honesta, estaba considerando si aplicar por asilo — dijo Kanoko.
— ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso justo después de ser capturada? ¿No tienes sentido de patriotismo? — Inyuu Kogo la criticó.
Cuando Inyuu Kogo le gritó enojado, ella levantó su dedo índice tapándose la boca con una cara de sorpresa.
— ¡Shh! ¡Shh! ¡Por favor guarda silencio! — Kanoko calló a Inyuu Kogo.
— Tsk… — Inyuu Kogo chasqueó la lengua.
— Antes, me preguntaste como estaba Lee Shin. Hace un tiempo, peleaste contra los top-rankers de Corea aquí, ¿no? ¿Cómo era él? — preguntó Kanoko.
Con la pregunta de Kanoko, Inyuu Kogo suspiró, con una mirada de disgusto.
— Esa es una historia asquerosa que ni siquiera quiero recordar — dijo Inyuu Kogo.
— No, ¡dime! — insistió Kanoko.
— Estaba sorprendido… era miserable y me sentía en crisis. Si esos tipos sin ningún Patrón eran tan poderosos, me preguntaba como cambiaran cuando adquirieran Patrones. Además, pensé que, si no los pisábamos ahora, Corea se volvería el país más poderoso de todos — explicó Inyuu Kogo.
Kanoko asintió a las palabras de Inyuu Kogo.
— Ya han sido algunos meses desde entonces. Y Merteng, que pensábamos que podría ser aplastada rápidamente, sigue de pie. Aunque, la situación no es tan buena… — dijo Kanoko.
— Sí, pero no importa que, una mano no puede vencer a diez. Merteng eventualmente caerá. — dijo Inyuu Kogo.
Mientras que Inyuu Kogo decía eso, murmuró, “¿Seré liberado pronto?”, y se recostó de golpe en el piso. Pensando en el ayer hizo que su cabeza doliera.
— Esos top-rankers no tienen múltiples vidas. Eventualmente, morirán uno por uno. Entonces, Merteng también llegará a su final — dijo Inyuu Kogo.
— Es correcto. Kim Kang-Chun y Ji Eun-Ju fueron capturados por Tetir la última vez. Pensamos que sería la misma cosa entonces, ese “Merteng caerá pronto” — dijo Kanoko.
— ¿Acabas de decir “pensamos”? — preguntó Inyuu Kogo.
— ¡Oh cierto! Olvidé decirte que Kohei también fue capturado, junto conmigo — dijo Kanoko.
— ¿Qué? ¿Ese tipo también? Uh. ¿Qué tipo de misión estaban haciendo? — preguntó Inyuu Kogo.
Inyuu Kogo dejó de pensar. Con las dos promesas de Japón como retadores, siendo capturados, estaba claro para él, sin necesidad de mirar, que Japón estaba en una situación difícil.
— Tuvimos que pasar a través del Reino Demoniaco del Mar del Sur para llegar a Marteng — dijo Kanoko.
— ¿Qué? ¿Hicieron algo tan loco? — Inyuu Kogo no podía creerlo.
— Bueno, era bastante factible. De todos modos, lo logramos y llegamos cerca de Merteng. Pero Lee Shin apareció al mismo tiempo — dijo Kanoko.
— ¿Entonces qué pasó? — Inyuu Kogo preguntó de nuevo.
—Entonces, Lee Shin nos capturó. Intentamos huir, pero… — Kanoko susurró.
— ¿Lo hicieron? Ese tipo Lee Shin debe tener grandes habilidades de detección. — dijo Inyuu Kogo.
— No fue solo eso. En fin, Kohei y yo luchamos contra Lee Shin. ¿Sabes de lo que me di cuenta? — preguntó Kanoko.
Inyuu Kogo tenía una idea vaga de lo que sería su respuesta. Pensó que sería una historia de estar en shock y frustrado por un oponente demasiado fuerte. Inyuu Kogo pensó que esa niña se debió haber sentido de la misma manera.
— Me di cuenta de que era por eso que los retadores coreanos no se daban por vencidos y se paraban con firmeza. Así es como me sentí. — dijo Kanoko.
— ¿De qué estás hablando? ¿Está diciendo que pudieron aguantar todo gracias a Lee Shin? — Inyuu Kogo no podía creer lo que estaba escuchando de ella.
— Sí, es correcto. Honestamente, creo que una persona puede cambiar el rumbo de todo — dijo Kanoko.
— ¿Lee Shin te golpeó en la cabeza? — Inyuu Kogo gritó.
— No me golpeó ni una sola vez — respondió Kanoko.
— ¿De qué estás hablando? — Inyuu Kogo no podía entender.
Inyuu Kogo agitó su cabeza mientras escuchaba a la niña divagar.
— Solo estás fuera de ti, eso creo. — Inyuu Kogo dijo en voz baja mirando a Kanoko.
— ¡No, no lo estoy! — Kanoko gritó.
— ¿Entonces qué es? Sigues hablando algo sin sentido — dijo Inyuu Kogo
— Todos piensan como tú. Es por eso por lo que es tan peligroso. Ni siquiera sabes qué tipo de persona es Lee Shin — dijo Kanoko.
Inyuu Kogo escuchó en silencio para ver qué tan lejos iba la chica, hablando de Lee Shin.
— Mientras subíamos el piso 20, Lee Shin controló de manera estricta la información. De esa manera, sería capaz de complacer a más gente para quedarse de su lado. Pienso que creó esa situación deliberadamente — explicó Kanoko.
— Eres una gran conspiradora de teorías — dijo Inyuu Kogo mirando a Kanko.
Ahora, Inyuu Kogo la miró con ojos de lástima.
— En el pasado, un héroe era capaz de cambiar el mundo. ¿No es tiempo de que eso ocurra de nuevo? — preguntó Kanoko, pensando sobre Lee Shin.
— ¿Piensas que Lee Shin es ese héroe? ¿Te lavaron el cerebro o qué? — Inyuu Kogo masajeó su sien y habló.
— ¡Lo digo en serio! ¿Qué opinas del poder de combate de Park Joo-Hyuk? — Kanoko le preguntó a Inyuu Kogo.
— Hmm… honestamente, si Cui Qian tuviera el Patrón Azul, podría haber ganado. — dijo Inyuu Kogo.
— Oh, ¿es así? — preguntó Kanoko.
Inyuu Kogo titubeó en su cabeza por la expresión seria de Kanoko.
— ¿Qué pasa con Lee Shin? ¿Qué opinas de su poder de combate? — Inyuu Kogo preguntó.
— Creo que Cui Qian con el Patrón Azul es equivalente a Kohei o inferior a él con el patrón azul. — dijo Kanoko.
— ¿En serio? ¿Se ha vuelto tan poderoso? — preguntó Inyuu Kogo.
— Sí, pero incluso si tenemos a Kohei, no seríamos capaces de derrotarlo — dijo Kanoko.
Inyuu Kogo frunció el ceño como si todo esto fuera una tontería.
— Bueno, si hubiera cien Kohei… creo que podríamos derrotarlo haciendo que se canse — dijo Kanoko.
Inyuu Kogo no podía decir si estaba siendo seria o no.

***
— ¿Es este el lugar? — Lee Shin murmuró.
Lee Shin miró hacia el borde cerca de Tetir que estaba envuelta por el Reino Demoniaco Origen, y esparció su maná. La ola de maná que esparció en un instante comenzó a buscar por el maná del batallón desaparecido.
— Hmm… — Lee Shin estaba perdido en sus pensamientos.
— ¿Puedes encontrar algo? — un caballero preguntó a Lee Shin.
Tres caballeros acompañaron a Lee Shin. Entre ellos estaba el caballero que guio a Lee Shin a Merteng.
— No, no es nada. — Lee Shin respondió.
La ola de maná se extendió por muchos kilómetros con el simple propósito de detección. Lee Shin nunca había detenido su detección de maná hasta ahora. Sin embargo, si no conseguía nada, significa que no hay caballeros en el piso.
— Veren. — Lee Shin llamó.
— Sí, Sr. Lee Shin. — respondió Veren.
— Se te ha encargado proteger el borde, ¿cierto? — Lee Shin preguntó a Veren para que lo aclarara.
— Sí, no hemos visto al batallón, los enemigos, o incluso las sombras. — dijo Veren.
Eso significaba que el batallón seguía en la Zona Roja. Lee Shin miro hacia el cielo. Excepto por las nubes flotando, nada podía verse más que el sol.
A menos que el batallón desaparecido se hubiera elevado al cielo, el único lugar que queda es el subterráneo. Cuando el maná negro fluyó sobre la mano de Lee Shin pegada al suelo, la tierra comenzó a temblar como si se tratara de un terremoto.
Lee Shin había estado sintiendo una sensación inusual de muerte, que lo estaba molestando desde que había llegado aquí. El olor a muerte que se elevaba desde el suelo le dijo a Lee Shin que había algo aquí, debajo de la tierra.
[Invocación de Golem]
La tierra y las rocas en el suelo comenzaron a juntarse, formando una figura gigante. La figura medía al menos cinco metros de altura. Las mandíbulas de los caballeros cayeron al presenciar la escena. No podían apartar la vista del enorme agujero que apareció en el suelo cuando se formó el Golem.
Ssss…
Podían escuchar el sonido de la tierra cayendo por el agujero.
— ¿Qué está pasando? Uno de los caballeros dijo, perplejo.
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
El Golem gigante comenzó a golpear su puño hacia un lugar con un pequeño agujero. Cuando el Golem comenzó a golpear, comenzaron a formarse grietas. Los caballeros notaron las grietas y miraron sorprendidos a su alrededor.
Un hombre, que estaba cubierto de tierra, se paró sobre la tierra expuesta y volcada en el suelo.
— ¿Quién osa interferir con mi barrera sin miedo alguno? — La voz del hombre estaba llena de odio.
La mitad de su rostro estaba cubierto de quemaduras, y uno de sus ojos tenía una extraña pupila blanca.
“¿Es eso un ojo artificial?”
Mientras que Lee Shin veía al hombre con el ceño fruncido, el hombre echó hacia atrás su cabello blanco y sus ojos escanearon al batallón y a Lee Shin.
— Wow… los sujetos de prueba han venido por sí mismos. — El hombre mostró una sonrisa malvada y se levantó del suelo.

Capitulo 93

Me convertí en el jefe del primer piso (Novela)