Capitulo 89

Vista omnisciente en primera persona (Novela)

Capítulo 89 - Oficiales del Estado Militar.

La oficial frunció el ceño con tanta severidad que rayó en la grosería, y miró al gólem sin siquiera devolverle el saludo.

El gólem, perdiendo el momento de bajar la mano, siguió manteniendo el saludo y habló.

[[He oído hablar mucho de usted, teniente coronel. Le serviré de ayudante hasta que se marche…]]

— Ya veo. Capitán, llega tarde. Incluso más tarde que el trabajador. —

Su tono era sarcástico y cortante. Momentáneamente sorprendido por su actitud, el gólem respondió con un ligero retraso.

[[Compensaré mis faltas. Sin embargo, hay una razón para ello…]]

— ¿Ahora intentas poner excusas? —

[[Me redimiré…]]

El gólem se quedó callado, mientras que la oficial hizo un gesto de asco y se dio la vuelta, sin mostrar siquiera la cara al primero mientras seguía hablando.

— No me interesa saber cuántos de sus gólems resultaron dañados, Vigilante. —

Era mentira. Estaba muy interesada. Pero su curiosidad provenía del reproche, no de la preocupación. Se preguntaba qué había hecho la otra parte con todos esos gólems.

— Del mismo modo, no voy a plantear una cuestión relativa a la condición de ese gólem, que es aún peor que una lata de frijoles. —

Para que quede claro, ella estaba planteando un problema de gran magnitud. La oficial pensó en regañar al gólem por no haber comprobado su propio aspecto antes de saludar, pero se contuvo.

Se dio la vuelta, juntando solemnemente las manos en la espalda y haciendo que sus dos relucientes medallas temblarán junto con su pecho uniformado. Enfatizando sus medallas con orgullo, la oficial mantuvo la barbilla alta.

— Sin embargo, dado que su misión consiste en vigilar y gestionar Tántalo, al menos debería dedicarse a ello. Sin embargo, a pesar de mi llegada ayer, no había oído ni un solo informe suyo. Ni siquiera hasta este momento, cuando el trabajador te trajo aquí. —

[[... Me redimiré]]

— Llegué a la zona bajo su jurisdicción como tu posible superior, y aun así tardamos un día entero en nuestro primer encuentro. ¿Es una deficiencia en la capacidad o en la voluntad? Calificarlo de falta de disciplina sería quedarse corto. —

Al escuchar aquel incesante aluvión de críticas, me inquieté.

“¿Me contengo? ¿Debería?”

En realidad, no puedo. ¿Cómo puedo dejar que siga un ambiente así?

[[… Me redi…]]

Interrumpí, agachándome rápidamente para abrazar con fuerza al gólem mientras alzaba la voz.

— ¡Por favor, no trates así a nuestra capitán Avey! ¿Qué ha hecho mal nuestra hija?—

Los oficiales militares eran tan predecibles. Intentaba recuperar su orgullo intimidando a una subordinada inocente. Bueno, un 10% de ella, al menos. No es que se lo permitiera. No sería divertido si dejara que las cosas se desarrollaran de acuerdo a sus expectativas.

— ¡Así es, en realidad todo es culpa mía! ¡Si tan solo no hubiera forzado a la capitán Avey a hacer un splits por travesura! ¡Y no le hubiera quitado el altavoz! Waah, ¡lo siento Capitán Avey! —

[[D-deja…]]

— Ya está. Está bien, no llores. Si lloras, Santa dice que no te traerá regalos. —

[[…]]

Tras confundir la situación, volví a agarrar al gólem. Forcejeó precipitadamente en respuesta, pero le di unas palmaditas en la espalda como si consolará a un niño pequeño mientras me daba la vuelta.

— ¡Teniente coronel Callis! Le pido disculpas por haberle obligado a avergonzar al gólem mientras estaba ocupado. Siéntase libre de seguir trabajando. —

—... Tsk. —

Como el ambiente ya no era propicio para echar culpas, chasquear la lengua fue todo lo que pudo hacer la oficial. Así que rápidamente me despedí con la mano antes de que ella dijera algo más.

— ¡Entonces adiós! —

Dejando atrás a la teniente coronel, salí del despacho del director. No me había dado cuenta, pero el gólem que tenía entre mis brazos se había quedado inmóvil. Mientras me preguntaba si estaría desconectado, el gólem habló con voz débil.

[[... En realidad no era tu responsabilidad. Como dijo la teniente coronel, fue mi negligencia la que hizo que solo quedara una unidad.]]

Respondí con indiferencia.

— Pero aun así fue demasiado lejos. En realidad, cayó aquí por error y aun así cuestiona por qué no acudiste a ella. Es tan injusto. —

[[No te preocupes. Es territorio conocido. Cuando te conviertes en una Vigilante como yo, sin hacer ningún tipo de prueba, y te conviertes en ciudadano de nivel 3 al igual que los cadetes de una academia militar avanzada, sin ningún esfuerzo ni competencia… se ve como un insulto hacia ellos.]]

Los graduados de la escuela primaria para ciudadanos eran considerados ciudadanos de nivel 1. Si además completaban la escuela militar secundaria, se convertían en ciudadanos de nivel 2.

Los ciudadanos constituían la mayoría del Estado Militar y servían de base del país. Sin embargo, una base significaba esencialmente algo que había que pisotear. Se les oprimía, se les pisoteaba y trabajaban para sentar las bases del Estado, que prosperaba con su sangre y su sudor.

Pero las cosas eran completamente distintas a partir del nivel 3 de ciudadanía. Aquellos que destacaban en sus respectivos campos y eran considerados extremadamente difíciles de sustituir: oficiales, técnicos, eruditos, directores de fábrica, etcétera. Obtenían mayor acceso a las instalaciones, ingresos más altos y ciertos privilegios que los ciudadanos de nivel inferior no poseían.

Los oficiales que se graduaban en la academia militar avanzada obtenían inmediatamente la ciudadanía de nivel 3, y sentían un inmenso orgullo por este logro. Tanto que despreciaban a los Vigilantes que obtenían el mismo estatus por pura suerte, sin ningún esfuerzo…

… O al menos, ese era el papel que desempeñaba la teniente coronel Callis. ¿Quién lo habría imaginado?

Podía leer los pensamientos de la gente. Cuando aguzaba mis oídos en silencio, podía oír los deseos ocultos en sus corazones. Deseos que eran imposibles, o una fe superficial depositada en planes demasiado confiados. Esas cosas se acercaban a mí con peculiar resignación o con gran excitación.

Y en respuesta, mi enfoque habitual era…

— ¿La teniente coronel Callis siempre fue así? —

[[Hoy también era la primera vez que la conocía en persona. Es famosa por alcanzar el rango de Teniente Coronel a una edad tan temprana. Las historias de ella cazando a la bestia del Valle de Auk al final de una operación de tres días y desmantelando ella sola una base de la Resistencia se han contado entre los Vigilantes como eventos impresionantes.]]

— ¿Alguien como ella hablando mal a una Vigilante? ¿No hay algo raro? —

Bueno, mi enfoque habitual era empujar las circunstancias en una dirección totalmente inesperada.

[[Para alguien como la teniente coronel, quien ha obtenido reconocimiento a través de sus propios esfuerzos, es natural sentir aversión hacia una Vigilante que trabaja cómodamente sin ganarse ningún mérito.]]

— No, hablo de competencia, capitán Avey. ¿Por qué alguien tan competente tendría un comportamiento tan perjudicial? —

La oficial, la teniente coronel Callis, reprendió a la capitán Avey. En realidad, se quedó corto. La forma en que actuó desde el primer día de su encuentro prácticamente pedía una pelea.

Fuera obediente o rebelde, la capitán Avey jamás se acercaría a la teniente coronel con la actitud que estaba mostrando.

— Entra en el abismo por error y le falta el respeto a una Vigilante. ¡Qué situación tan caótica! ¿Es esa la verdadera cara de la famosa teniente coronel Callis? —

Y eso era lo que la teniente coronel Callis pretendía.

— Capitán Avey, como ha visto, me he ganado el favor de la Progenitora. El señor Shei, en cambio, es un antisocial que disecciona gólems cuando los ve. De todos los de Tántalo, el único aliado de la teniente coronel es Azzy, el amigo de todos los humanos. Lo que esencialmente equivale a nada. —

Es hora de empezar.

La persuasión parte de un punto de partida común. Parados, hombro a hombro, compartiendo palabras de empatía y caminando lado a lado. Entonces…

— Sin embargo, ¿por qué, en su primer día de su nombramiento, actuó con tanta dureza hacia usted, el único individuo que es un aliado en Tántalo? —

El truco está en proceder despacio, muy despacio, llevando el tren del pensamiento en una dirección completamente diferente de su curso original, pero con una curva tan natural que pase desapercibida. Y eso es lo que yo llamo persuasión.

— ¡Porque, Capitán Avey, usted no es un aliado de la teniente coronel Callis! —

Cuando leí los pensamientos de la oficial antes, lo que sentí fue aversión. Su aversión por los Vigilantes era sin duda genuina. Sin embargo, en esta aislada prisión abismal donde un Vigilante servía como único enlace con el mundo exterior, su presencia tenía un valor tremendo.

¿Era la teniente coronel incapaz de reunir la paciencia necesaria para dejar temporalmente a un lado sus sentimientos y ocultar su animosidad?

Bueno, si fuera esa clase de tonta, no habría ascendido a su rango.

[[¿Qué significa eso?]]

— En pocas palabras, la buena teniente coronel ¡Tiene una razón para eludir su mirada, capitán Avey! ¡Quiere aislarse una vez más en este lugar apartado! Será que es tan solitaria como yo? —

[[¿Qué, tú…?]]

— Oh, ahora en serio. Tienes una afición tan retorcida. ¿Tengo que deletreártelo en voz alta, aunque lo entiendas todo? —

En realidad, probablemente ya lo sabía. Dado que los Vigilantes se especializaban en el manejo de la información, la capitán Avey debía de haber detectado algo raro.

Aunque no podía leer los pensamientos de un gólem, estaba seguro de que mis palabras habían causado impacto.

La razón del valor de la verdad es sencilla: la lógica económica. Al fin y al cabo, son únicas. Mientras que las mentiras abundan en el mundo, solo hay una verdad. Por eso la verdad genuina siempre encuentra su camino.

Transmití el hecho que había descubierto de la teniente coronel Callis.

— ¡Está tramando algo turbio mientras evade el escrutinio del Estado Militar! —

[[¡No me instigues!]] replicó el gólem de forma obligada. [[No me dejaré influenciar por sus instigaciones. ¡Entre un criminal de poca monta como tú y la teniente coronel Callis, una oficial del Estado Militar! ¡Es obvio que sus palabras tienen más peso! ¡Cómo te atreves! ¡Los soldados de nuestro país están unidos por la sangre y el hierro! Pronunciar semejante calumnia sin fundamento… sin fundamento…]]

Individualmente, cada suceso relacionado con la teniente coronel podía ser comprendido, desestimado y pasado por alto. Pero al reflexionar sobre los incidentes colectivos, parecían tan sospechosos que resultaba difícil entender por qué no se habían notado antes.

Pero, normalmente, la gente no se da cuenta. Las intenciones de los demás no son visibles a simple vista, y en el mundo ocurren demasiados acontecimientos como para conectarlos todos. Sin embargo, si conoces la respuesta, todo lo que existe se convierte en evidencia.

[[Sin embargo, si ese es el caso, esto va más allá de la insubordinación…]]

Bien, ella cayó en la trampa.

El deber de un Vigilante era informar. Puede que ella no creyera mis palabras, pero al menos informaría de cualquier actividad sospechosa… y entonces se acabaría todo. Solo tenía que esperar a que el Estado Militar tomara medidas. Mientras tanto, me ocuparía de mis propios intereses.

[[... Si es así, entonces la reprimenda de la teniente coronel Callis fue simplemente un acto…]]

— No, creo que había algo de sinceridad mezclada. —

El gólem me miró de reojo brevemente antes de cambiar de actitud. Luego me miró y habló.

[[… Ahora me retiro. Por favor, guarde esta unidad en un lugar seguro.]]

— Déjamelo a mí. —

El cuerpo del gólem cayó inerte de repente; la Vigilante se había desconectado.

Coloqué el gólem con cuidado en un rincón de la cafetería y luego tomé asiento para reflexionar un minuto. No sabía qué pretendía, pero tenía que mostrarle a aquella oficial de élite la amargura de la sociedad. Una vida en la que todo fuera como la seda sería demasiado aburrida, ¿no?

Además, era lo que más me convenía. Si el sorprendido Estado Militar decidía traerla para comprobar la verdad, sería la oportunidad perfecta. Para observar el método para escapar del abismo, eso es.

— Hmm. —

Ya que había plantado la semilla de la duda, supuse que podría aprovechar el tiempo restante para leer los recuerdos de la oficial. Sabiendo a lo que me enfrentaba sería más fácil de manejar.

Salí de nuevo de la cafetería y doblé la esquina, en dirección al despacho del director.

Y allí me topé con la regresora, que sostenía a la Flor Aérea en alto, dispuesta a derribar la puerta del despacho.

Capitulo 89

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